Arquitectura y Diseño

15 años de Assadi

La última propuesta de la reconocida editorial mexicana Arquine es un libro imperdible, un recorrido por los últimos 15 años de carrera del arquitecto chileno Felipe Assadi en un formato que llama la atención por su diseño y visión.

Es de los nombres fuertes de la arquitectura nacional, y su obra ha logrado trascender nuestras fronteras. De la mano de la editorial mexicana Arquine, Felipe Assadi, decano de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Finis Terrae, está a punto de publicar un libro que reúne sus últimos 15 años de carrera. Con su nombre como título, en la publicación –que llama la atención por un diseño impecable y muy bien pensado– se pueden ver 22 obras y 7 proyectos en 280 páginas, con fotos increíbles y textos de Miquel Adrià, director de Arquine, Alberto Sato, arquitecto y académico y, por supuesto, el mismo Assadi. A pocos días de su lanzamiento, conversamos con Felipe sobre el libro, su carrera y su forma de enfrentar la arquitectura.

 

¿Cómo nace la idea de hacer este libro?

Conocí a Miquel Adrià el 2000 en México, en un congreso, y ahí se empezó a interesar en nuestra arquitectura; vino a Chile muchas veces. Tempranamente, como el 2005, le dieron ganas de hacerme un libro, pero en ese momento era complejo porque yo no tenía obras en México. En el último congreso Arquine que se hizo acá el año pasado, me habló Miquel y me dijo: “Ya estamos listos para tu libro”. Había pasado el tiempo, yo tenía mucho más material, muchas más obras y ahí nació la idea. Decidimos que íbamos a tomar obras del 2000 en adelante.

 

¿Te costó tomar la decisión de hacerlo, de decir “este es el momento”?

No… El momento de hacer un libro es cuando uno tiene suficiente material para que como obra sea consistente, que no tenga lagunas en el proceso. Este es un libro que, tal como lo dice uno de los autores, no quiere reflejar una obra en retrospectiva, sino reflejar el estado de un trabajo, que ha sido bastante cambiante desde las primeras obras hasta las últimas.

Yo creo que uno siempre va a querer hacer un libro. Uno ha trabajado por el resultado de las obras que hace, las ha fotografiado bien, las obras se han publicado en medios especializados, entonces me parece que es súper bonito tener un documento que las contenga en su mayoría.

 

¿Qué tipo de proyectos se pueden encontrar en el libro?

La oficina ha desarrollado principalmente casas durante el primer tiempo, pero después nos dedicamos a una arquitectura que pasó por lo educacional, la vivienda masiva y los hoteles. Hay de todo, eso es lo bonito. No es un libro de casas; hay al mismo tiempo una facultad, un colegio, un hotel, varias casas en distintos países. Hay obras que se han generado en México, en Perú, en Guatemala, en Ecuador, entonces hay una variedad que no sólo trasciende a la tipología de obra, sino también trasciende al país.

 

Es un libro mucho más universal…

Claro. Y por otro lado el que lo haya hecho Arquine me da plena seguridad de que es un buen libro; ellos son una industria cultural potente dentro de Latinoamérica. Los libros que hacen son obras en sí mismas: no es un empaste común y corriente, tiene un diseño, un pensamiento, una intención desde la tapa hasta cómo se abre.

 

En el libro las obras no están en orden cronológico, por una propuesta editorial. ¿Qué te pareció esa idea?

Bien, me parece que cuando uno las desordena se pueden encontrar patrones. Uno dice “esto es del 2015, pero en el 2004 estábamos haciendo una cosa parecida”, y uno cree que hubo una evolución, pero en realidad no la hubo.

De hecho nuestro proceso ha sido de ir limpiando y depurando los procesos de diseño. Hemos ido dejando el manierismo que uno tenía aprendido de la escuela más canónica y tanto en la manera de pensar como en la de resolver y después en la manera de dibujar y, por supuesto, en la de construir, uno ve procesos que son mucho más sintéticos. Se podría pensar que las obras son al revés: que se pasa de la síntesis, del construir con poco, a meterle más recursos a las obras, pero son recursos que muchas veces son innecesarios. Nosotros tuvimos un proceso contrario. De tratar de ocupar la mayor cantidad de recursos posibles (para supuestamente ser un poco mejores), a ir teniendo la madurez de sintetizar todas las complejidades que están metidas en un proyecto de arquitectura y resolverlas de manera mucho más eficaz y eficiente posible. No tenemos todos los recursos que quisiéramos, tenemos pocos, se están acabando, entonces aprovechémoslos bien y hagamos más con menos; sin querer caer en ningún tipo de cliché, pero es verdad. Yo mismo hice una casa para mí y me demoré más en diseñarla que en construirla, para que me costara lo más barato posible, me diera la mayor cantidad de prestaciones y, además, se viera bien.

 

Si tuvieras que elegir dos obras del libro, que te representen a ti y a la oficina, dos obras sin las que el libro no hubiera podido existir, ¿cuáles serían?

La primera es la casa Schmidt, porque nada de lo que hice después hubiera podido existir sin esa casa; fue una especie de trampolín. Y la otra yo diría que la casa Remota, que es mi casa, la más sencilla, la más ordinaria, la más rasca de todas y la última que hice, que tiene mucho de la primera, siguiendo la idea de este proceso de limpiar. En look puede llegar incluso a ser parecida, pero tiene muchos años de experiencia en términos de resolución de problemas, por costo, por traslado, por utilización de materiales adecuados que ahora sí son tema y que antes no necesariamente lo eran.

Y por otro lado hay una serie de obras que son intermedias, que son más experimentales, que me gustan mucho también porque nos han dado la posibilidad de ir jugando con la materialidad, con la forma, o con el programa y el modo de uso. Las llamo experimentales porque no aplican a convenciones ni constructivas ni de diseño ni de uso.

 

¿Cuánto influye el paisaje y el entorno en cada una de tus obras?

Hemos intentado darle a cada proyecto una característica distinta que esté determinada por la variable de la locación. Entonces lo construido en la Patagonia es completamente distinto a lo construido en el litoral central, y a lo que está en el norte y en la ciudad. No hay una sola manera de ver la resolución de la arquitectura, hay una manera que es más adecuada. Se va adecuando al usuario, al lugar, al programa. Un edificio en el centro de Santiago que tiene una gran exposición al norte se puede convertir en una gran fachada solar compuesta por paneles que le entregan calefacción y agua caliente a los departamentos, y por otro lado, el hotel de la Patagonia está hecho en forma de palafito con madera de alerce y lenga porque se quiere separar del suelo que es frágil, es húmedo, tiene napas subterráneas, tiene que soportar fuertes vientos y nevazones y se quiere asemejar al bosque, entonces se hace con una madera que con el tiempo envejece igual que el bosque. Son maneras muy distintas.

O sea, hay que hacer un estudio súper detallado antes de empezar siquiera a imaginar el proyecto.
Del lugar y de cómo se construye en el lugar también, porque en el caso del hotel de la Patagonia más que llevar un prototipo de construcción sofisticado hecho en Santiago para intentar ser eficientes allá, decidimos ir allá unos meses antes a aprender de ellos, ver qué es lo que saben hacer, y una vez aprendido eso, diseñar. Entonces el proceso constructivo fue muy fácil, porque lo diseñamos para ellos, con una condición contemporánea y moderna, pero con las maneras y los modos locales, que es súper importante. No puedo decir: “las cosas las hacemos así y háganlas como nosotros decimos”. Sí, háganlas como nosotros decimos, pero ese “como nosotros decimos” lo aprendimos de ustedes. Y en ese camino he visto técnicas constructivas que son alucinantes, que jamás se me hubieran ocurrido.

Tengo que ir a los lugares, tengo que ir a ver lo que está pasando ahí. Técnicamente uno podría hasta por Internet saber qué se hace, para qué se hace, cómo es el clima, cómo es el viento, las costumbres, todo… Pero hay una onda, los lugares tienen una onda y hay que percibirla.

El libro Felipe Assadi estará disponible desde octubre en librerías.

  • El libro que recorre la trayectoria de la oficina, se abre como un acordeón, revelando la foto de un paisaje. Dice Assadi.

  • Entrada al taller de pintura, obra construida por la oficina de Assadi en Bahía Azul, región de Coquimbo.

  • Vista de la casa Roel.

  • La casa Roel fue construida en Ciudad de México el 2013.

  • Proyectos en desarrollo y 22 obras en Chile, México, Ecuador, Perú y Guatemala, entre otros, forman parte del libro.

  • Vista del hotel Awasi Patagonia, en las Torres del Paine.

  • Vista del hotel Awasi Patagonia, en las Torres del Paine.

  • Pabellón Cuatro Usos.

  • Casa Remota.

  • Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Austral, construida el 2013 en Valdivia.

Inspírate en tienda BazarED.cl