Si hace 30 años nos hubieran pedido que describiéramos el departamento del futuro, probablemente nos habríamos imaginado uno como éste. Amplio, moderno, bien iluminado y con todas las comodidades para hacer la vida fácil; donde la luz, la calefacción, la televisión y la música se pueden controlar desde el celular. “Si quiero hacer algo, tengo que poder hacerlo”, fue lo que le pidió el dueño al decorador español Jorge Fuentes, y enfatizó que debía dejar todas las opciones abiertas…
Un camino de luces ilumina el hall de entrada y termina envolviendo una escultura de Keka Ruiz-Tagle, que se exhibe al final del pasillo. A la derecha resalta la luz natural que entra por los enormes ventanales del living y comedor; a la izquierda, las puertas de tres suites independientes. La mayor parte del tiempo este departamento está casi vacío, sólo la hija del dueño de casa vive ahí todo el año. Nada ni nadie interrumpe la tranquilidad y el silencio que reinan en el ambiente, desde el piso 20 incluso el ruido de la ciudad pasa desapercibido.
“Un departamento contemporáneo, con líneas limpias, sobrias y elegantes”, fue la otra parte del encargo del dueño de casa al decorador. Y así se hizo. En este lugar predominan los tonos blancos y grises con toques naranjos que contrastan con el café del nogal americano de las paredes y hacen juego con los distintos diseños de papel mural. Las luces también aportan lo suyo: gracias al sistema de control automático, se pueden crear distintos ambientes, jugando con la iluminación directa, indirecta y natural. Además, hay cintas de luz en todas las paredes y el suelo, que delimitan los bordes y le dan un toque moderno tanto a los interiores como exteriores.
Todo lo que se ve es original y bueno: muebles y objetos de Fendi, Vondom, Balthus y Porta Romana, que fueron encargados por Jorge Fuentes especialmente para este departamento. También hay obras de artistas como Verónica González, Antoni Tàpies, Benjamín Ossa y una acuarela de Dalí en el escritorio.
La amplitud es un factor común que tienen todos los ambientes. Jorge adaptó los más de 400 metros cuadrados del departamento para que su dueño pudiera convivir con su hija y a la vez mantener su independencia. El living y comedor es el punto de encuentro, donde pueden ver televisión y comer juntos. Lo entretenido es que estos lugares se transforman: si quieren ver una película tienen que apretar un botón para que se levante una pared, aparezca el televisor y se conecten todos los equipos de sonido; para hacer una comida más casual o tomar desayuno juntos, la cocina se puede unir al comedor gracias a una puerta corredera. “Adaptamos la arquitectura interior, el diseño y la tecnología para que todo converja con armonía”, concluye Jorge.