Ella es Vogue en Chile. A la periodista Bernardita Braun le gusta la moda y sabe seguirla con un estilo tan único como lo es su personalidad. Es livianita, así como se ve, pero llena grandes espacios en el corazón de todos los que la conocen con su simpatía, espontaneidad y esos comentarios irreverentes que sólo ella puede hacer con tanto encanto. Por años tuvo la boutique Poupée en Vitacura, donde junto a su amiga María Ignacia Herrera traía buenas marcas argentinas, brasileras y neoyorquinas. Hasta hoy se echa de menos. Ahora es la editora de todas las páginas nacionales de Vogue Latam, donde da a conocer el trabajo de diseñadores chilenos y retrata la cara más trendy de nuestro país.
Me fascina la fotografía, mi casa está llena de fotos, mi teléfono es mi mejor cámara, y ésta es el recuerdo de un verano increíble en México con mi marido y mis dos niños.
Trabajo en Vogue Latinoamérica y las revistas son una adicción para mí. Las colecciono, las guardo, las leo y vuelvo a leer... lo mejor de todo es que siempre encuentro algo que pasé por alto la última vez que hojeé una.
Me encanta leer. Reconozco que tengo poco tiempo para hacerlo como antes, pero siempre que puedo invierto en libros en inglés. Me gusta la simpleza del idioma y siempre compro o encargo libros al que viaje, sin importarme con qué llegará. Los disfruto igual.
Esta carterita india era de mi mamá. Ella ha guardado increíbles tesoros de su juventud y yo sigo firmemente sus pasos mezclando lo nuevo y lo viejo.
Aunque soy lo más friolenta del mundo, nunca ando muy abrigada. Pero pase lo que pase con el clima, siempre ando con una pashmina o un chal en el cuello, me encantan.
Tanto como la moda, me encanta la decoración. Esta lámpara fue amor a primera vista y todavía espera estoica un lugar protagónico en nuestra casa.
Estas ilustraciones son originales de Givenchy y me fascinan porque son parte de la historia de la moda y, al mismo tiempo, reflejan la mirada moderna de una firma que admiro con devoción.
Desde hace un par de años invierto en maceteros bonitos... la culpa la tiene la tienda Meridiano que trae los más lindos para la casa o la terraza.
Esta chaqueta era de mi suegra... dueña de un estilo increíble. Ahora es toda mía y, aunque debí achicarle las hombreras, no pierde ese sello vintage que tanto me gusta.
Soy adicta a los complementos, creo que hacen la diferencia siempre. Y este cinturón es una herencia que nunca pasa inadvertida.
Esta foto me recuerda una tarde demasiado feliz. Estábamos en un matrimonio en el valle del Loira, y el paisaje y la luz se conjugaron para consagrar el momento como uno imposible de olvidar.
Me encantan los accesorios grandes, en especial las pulseras. Tengo muchas, pero mi favorita en este minuto es un cuff dorado con una piedra rosada con la que me sorprendió mi marido para mi último cumpleaños. Es de María Osorio Atelier.
Todo lo guardo en cajas, platitos, bandejas... me fascina saber que en cada una de ellas siempre habrá algo importante para mí. Esta fue un regalo de matrimonio, hace 14 años.
No soy muy tentada, pero desde que tengo uso de razón me compro estas almendras confitadas, no las cambiaría ni por el chocolate más fino del mundo.
Soy cero tecnológica, para mÍ el papel no tiene comparación y tengo cuatro o cinco cuadernos en los que anoto todo, desde teléfonos hasta entrevistas, porque en mi vida uso grabadora, siempre lápiz y buen papel.
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