Decoración Revista ED

Equilibrio perfecto

Después de vivir varios años en Estados Unidos, Brasil, Argentina y otras partes del mundo, Mario Ozócar se armó un lugar en Santiago hecho a su medida. En pleno barrio El Golf, este departamento le ofrece el aislamiento que necesita para vivir tranquilo y disfrutar de la vida de ciudad que tanto le gusta.

Conoce la importancia de las energías positivas, y por eso el relacionador público Mario Azócar organizó los muebles en su departamento de El Golf siguiendo el feng shui. De su mano cuelgan algunos amuletos y en su casa tiene fotos de su mentor Prem Rawat o Maharaji, quien ha sido su maestro por más de treinta años. Todos los días en la mañana medita una hora, ya es parte de su rutina. “Cuando voy a vivir una situación que va a ser un poquito estresante, además me hago un reiki”, cuenta Azócar, y agrega riéndose: “Ahora la meditación está de moda, pero en el tiempo que yo empecé a meditar me miraban como si estuviera loco”.

Mario –o Tashi, su nombre tibetano– ha vivido en varias partes del mundo: estuvo ocho años en Miami, también vivió en Buenos Aires, Brasil e Ibiza. Aun así, dice que el lugar que más le gusta, por lejos, es la India. Le brillan los ojos cuando habla de este país: “Con la India tengo una cosa muy fuerte… Tú ves a la gente en la calle, que es gente humilde, con una sonrisa enorme, con los dientes blancos, con unos ojos maravillosos, y uno dice ‘esto es magia’. Ellos están realmente iluminados. Llego para allá y me conecto inmediatamente”. Por lo mismo, en su departamento hay un montón de elementos decorativos provenientes de ese lugar. En el living recibe Tara, la diosa de la protección, a la cual Mario prende inciensos y velas. Su cama y unos pilares de templos antiguos que están en la terraza del segundo piso también son de la India. En el comedor hay otra imagen que se trajo de allá; el humor es parte del dueño de casa… la bautizó como Tía Gertrudis.

A Mario le encanta que en su casa haya movimiento y aunque le gusta invitar gente, no es muy bueno para la cocina; por eso siempre recurre a algún amigo que lo puede ayudar o a algún delivery que lo salve. Le fascina disfrutar de un buen espumante o un ensamblaje de carménère con syrah con su grupo más cercano. Siempre lo acompaña Santiago, un beagle de diez años. “Es súper importante tener animales en la casa, los animales captan las energías y son súper catalizadores de ésta”, dice.

Junto a su lado místico, Mario tiene uno muy urbano. Le encanta la ciudad y este departamento le facilita ese estilo de vida, le entrega un equilibrio perfecto entre el ajetreo de la capital y la calma que tanto necesita. “Voy caminando al gimnasio, mi contadora está a dos cuadras, el banco cerca… todo es walking distance. Entonces, camino mucho. Por eso me encanta Buenos Aires, acá en Chile todo el mundo se pone y se saca el auto, es impresionante, lo encuentro lo menos green que hay”, opina.

Su departamento es lo que es gracias a un profundo trabajo de remodelación. Junto a su amigo, el decorador Francisco Camiroaga, cambiaron varias cosas y le dieron el look que hoy día tiene: una mezcla balanceada de elementos modernos con toques orientales. “Es una casita arriba del techo”, comenta. Ubicado en el piso 15, es un dúplex con tres terrazas: una está en el segundo piso, la otra da al living y a la tercera le instaló un jacuzzi con un mini quincho y un bar.

Originalmente este lugar tenía cuatro dormitorios, ahora sólo hay dos. También bajaron el muro divisorio entre el living y el comedor para darle al espacio un estilo más informal y para que quedara todo comunicado, explica Camiroaga. Se demoraron un año en terminarlo.

Para decorarlo, rescataron varios muebles de la antigua casa que Mario heredó de su padre en La Dehesa y con los otros hicieron un remate. Francisco cuenta que para que el departamento quedara con más sustento, eligieron papeles franceses oscuros porque con las paredes blancas “quedaba todo flotando”.

Mario ya está instalado en este lugar y no pretende irse, es todo lo que necesita. “Fui gitano bastante tiempo, no me quiero seguir moviendo. Este lugar me queda cómodo, lo hice para mí”, dice.

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