A pocos metros de la orilla del lago Ranco se levanta esta casa, proyectada por la oficina de arquitectos Sáez Joannon. Construida con materiales nobles, es un lugar idílico, perfecto para desconectarse de todo. “Acá uno viene a leer, a relajarse y a descansar. La paz y la tranquilidad que hay en la casa son incomparables, por eso tratamos de escaparnos cada vez que podemos”, cuentan los dueños de casa.
Margarita Tagle y Fernanda Latorre, las decoradoras detrás del proyecto, cuentan que lo esencial fue el trabajo en conjunto con los arquitectos. Todo el proceso se hizo en equipo desde el primer momento. “Esto es algo que se hace mucho en todo el mundo, pero acá no se da tanto. Es lo mejor al planificar un proyecto, porque las casas quedan bien armadas desde el principio”. Se programó cada espacio, desde el color de las maderas que recubren el suelo y el techo, hasta la ubicación precisa de cada enchufe. “El éxito de esta casa radica en que se pensó en cada detalle”, cuentan.
Por lo menos una vez al mes, los dueños de casa parten solos al lago, por lo que tenía que tener un doble propósito: ser un lugar de escape para este matrimonio durante el año, pero también el destino perfecto para las vacaciones de verano de todos sus niños, que llegan para quedarse. La proyectaron entonces en dos niveles: en el primero, por el que se entra, está el living y comedor, la cocina y el dormitorio principal. Así, cuando van solos, se mueven en un solo piso y tienen todo lo que necesitan a mano. Abajo, en el segundo nivel, hay dos dormitorios más, uno para los hombres y otro para las mujeres, además de la pieza de servicio, la lavandería y la bodega.
El gusto del dueño de casa por la cacería fue un aspecto importante para la decoración. Sobre los sillones, como alfombras, incluso como adornos en las paredes, sus “trofeos” se lucen y le dan un aire bien distinto al lugar. “Queríamos un ambiente rústico, pero fino a la vez”, dicen las decoradoras. Para las terminaciones eligieron materiales naturales, que le dan mucha calidez al ambiente. El techo y el cielo son de madera de ulmo, que tiñeron de un color más oscuro, y también hicieron algunas paredes de piedra que trajeron de San José de la Mariquina.
Los diseños son bastante jugados. Y sólo con ver el living uno se da cuenta que es así. “Siempre habíamos tenido la idea de hacer un sofá redondo y no sabíamos cuándo íbamos a lograr ponerlo, pero acá funcionó perfecto. La idea era hacer algo más inusual, no tan obvio y simétrico”. Para darle luz al espacio, le hicieron una funda en lino beige que contrasta con los colores oscuros del techo y el suelo, y que, junto a la gran alfombra de sisal y las mantas que compraron en Temuco, le da una onda muy sureña. Además de los sofás, la mayoría de los muebles de la casa son diseño de Margarita y Fernanda, que los hicieron a medida pensando específicamente en cada espacio.
Como en esta familia son todos amantes de los deportes náuticos, la casa tenía que estar casi en el lago. Para lograr esta cercanía, se hizo un deck que parte desde la casa y llega al agua, como un muelle que se sumerge en el Ranco. “A todos nos encanta esquiar en el agua, andar en velero, en lancha… Somos fanáticos de los deportes, así es que estamos todo el verano disfrutando el lago a mil”, cuentan los dueños de casa. En medio de este deck hay un sendero que lo cruza y que lleva directamente hacia un hot tub, uno de los mejores lugares para disfrutar de los días nublados y olvidarse del frío.