Viaje por el diseño

Visitar la fábrica de muebles Herman Miller en Michigan es un viaje a un pasado muy presente. Muchos diseños ícono del siglo XX, creados en los 50, fueron producidos por esta compañía. Acompáñenos en este recorrido por el diseño moderno americano.

Holland es un pueblo ubicado en Michigan, al norte de Chicago, en donde la influencia holandesa se siente fuerte. Aquí llegaron los inmigrantes en el siglo XIX, y hasta hoy se mantiene como un lugar tranquilo, familiar, rodeado de bosques y lagos. Aquí llegamos también junto a un grupo de periodistas latinoamericanos a conocer el proceso de fabricación de los muebles de Herman Miller. Salvo decoradores, diseñadores y arquitectos, son pocos los que en Chile conocen la marca que acá distribuyen Officio Mondó y Fernando Mayer, por lo que resultaba interesante para nosotros como revista mostrarlo.

Todo partió en Marigold Lodge, una casa para alojados construida en 1912 y ubicada a orillas del lago Macatawa. Aquí se viene con invitación; es propiedad de Herman Miller y en ella están desplegados muchos de los modelos icono que ha producido la fábrica a lo largo de los años. La Lounge Chair de los Eames, la mesa Noguchi, los géneros de Alexander Girard, la banca de George Nelson… Es también el mejor lugar para comer de la zona. El chef, David, lleva 25 años en la cocina de Marigold y goza de una libertad increíble para experimentar con los más diversos productos locales, de modo que cada plato es una invitación a probar lo más propio del lugar. Una atención de lujo, pero muy familiar, que incluyó hasta las recetas de los platos que más nos gustaban.

Las oficinas centrales y fábrica de Herman Miller están a unos 30 minutos del lodge. Sinceramente es un lugar donde se respira creatividad. Hace unos cinco años, los ejecutivos de la empresa se dieron cuenta que las oficinas estaban organizadas tal como en los años 60: espacios privados para los más altos rangos, cubículos para los demás, muchas salas de reuniones. Sin embargo, la tecnología había avanzado lo suficiente como para cambiar la forma de trabajar. Los estudios que hicieron concluyeron que las salas de reuniones pasan el 70% del tiempo vacías, que las decisiones más fundamentales se toman en conversaciones de pasillo y que nada aportaba más que el contacto entre pares. Así que adiós a las divisiones y bienvenidos los espacios libres y sin dueño, los coffee bars, los muebles pensados para resolver cosas al paso y más. Ese modelo, que desarrollaron con éxito en la propia empresa, es también parte del negocio hoy.

Luego está todo el trabajo de investigación. El Test Lab, donde se prueban todos los productos, funciona de lunes a lunes, las 24 horas. Ahí se testea la durabilidad del género, la resistencia de las ruedas, el peso que puede soportar una silla y todo lo imaginable. Si a un diseño de los 40 se le cambia un tornillo, se tiene que probar no una, sino quince mil veces. ¡Incluso hay pruebas que implican un millón de ciclos! Que a modelos antiguos se les hagan pequeñas modificaciones no es raro. Por ejemplo, hace poco tiempo –y luego de hacer las consultas pertinentes a la Eames Foundation– el asiento de la famosa Lounge Chair de los Eames se elevó unos centímetros, ya que se comprobó que actualmente las personas son más altas que en los 50, cuando se diseñó; también se le agregaron capas al enchapado de madera… por el aumento de la obesidad en la población.

Quizás lo más importante para Herman Miller es la calidad de la materia prima y el valor de lo hecho a mano. Trabajan principalmente con madera norteamericana (roble, arce, nogal), y en menor escala con sudamericana (palo santo de Brasil y Bolivia); la usan en todos sus enchapes, incluso los interiores, pese a que no se ven. El cuero es europeo y los cortes, la pintura, la confección, las terminaciones, todo está a cargo de “alguien”, no de “algo”, por lo que el compromiso con el producto final es fuerte. Uno de los encargados me contó que una vez un cliente devolvió una mesa de centro que tenía una “firma” en la madera; no se trataba de que un empleado hubiera hecho un garabato sobre ella, sino que, efectivamente, estaba acostumbrado a marcar las piezas que habían pasado por él, para hacerse responsable en caso de que hubiera una falla… Ahí, dicen con orgullo, está la diferencia con las copias made in China.

El recorrido terminó con la visita a los archivos. Ahí están todas las fotos, todos los catálogos, todos los bosquejos… Es impresionante ver las muestras originales de los géneros creados por Alexander Girard, una leyenda que trabajó desde los 50 para la empresa diseñando alfombras, papel mural y géneros; o dibujos a mano de Ray Eames con distintas propuestas para el que sería después su famoso Walnut Stool; o prototipos de muebles que nunca se produjeron; o catálogos de productos de los años 40, verdaderos libros de casi 100 páginas, hechos por el genio de George Nelson, quien además aconsejaba a las dueñas de casa cómo disponer los muebles en el espacio… Una época muy distinta, pero en la que Herman Miller siempre se mostró a la vanguardia.

  • La famosa Eames Lounge Chair y el Wallnut Stool, ambos diseñados por Charles y Ray Eames en los 60.

  • Fundada como tal en 1923 (existía desde 1909 bajo otro nombre), Herman Miller tardó poco en dejar atrás los diseños victorianos que se seguían produciendo en esos años. De la mano de visionarios como Gilbert Rhode, George Nelson, Ray y Charles Eames, y Alexander Girard, comenzaron a fabricar modelos más acorde al nuevo estilo de vida americano.

  • Siempre vanguardista, el 2013 Herman Miller innovó con oficinas que facilitan la forma de trabajo actual. En el área creativa, solo el 30% de los empleados tiene un lugar fijo para trabajar. Así han logrado fomentar la colaboración entre los distintos equipos.

  • Marigold Lodge, la casa para alojados de Herman Miller.

  • La Eames Molded Plastic Chair.

  • Vista a Design Yard, el área de la compañía en que se diseñan productos y proyectos y donde la creatividad está a flor de piel.

  • Uno de los primeros catálogos que hizo el diseñador George Nelson para Herman Miller.

  • El Walnut Stool de Ray y Charles Eames, un clásico que sigue produciéndose en grandes cantidades y para el cual los diseñadores hicieron casi diez bosquejos.

  • Algunos de los diseños originales de género y tapiz hechos por Alexander Girard para Herman Miller.

  • Los dibujos originales del Walnut Stool.

  • La calidad de los materiales y el trabajo hecho a mano es la prioridad para esta fábrica que lleva casi cien años en el mercado norteamericano.

  • La Eames Molded Plywood Chair fue diseñada por Ray y Charles Eames en 1946. Originalmente era completamente de madera, pero hace un tiempo se incorporaron dos nuevos colores para la base y varias opciones de tapiz.

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