Su nombre es polémico en todo el mundo y si bien es reconocido por sus instalaciones, esculturas y espectaculares puestas en escena, el artista Ai Weiwei se hizo todavía más famoso luego de una misteriosa y publicitada desaparición que lo tuvo incomunicado durante 81 días en el 2011. Nacido en Beijing, China, hace 57 años, este creativo es uno de los artistas más prolíficos y provocativos de los últimos tiempos. En sus 20 años de trayectoria ha explorado temas relativos a la cultura, la historia, política y las tradiciones, dando cuenta de su remarcada carrera interdisciplinaria como diseñador arquitectónico, escultor, cineasta y fotógrafo.
Proveniente de una familia llena de talentos –su papá fue uno de los poetas más famosos de China– Weiwei es parte de los primeros artistas de avant garde de su país. Entre 1983 y 1993 vivió en Nueva York, donde conoció a reconocidos personajes como Marcel Duchamp, Andy Warhol y Jasper Jhons siendo muy influenciado por ellos.
A su vuelta a Beijing se transformó en un importante activista contra el autoritario gobierno de su país. Por lo mismo, en noviembre de 2010 fue arrestado después de organizar una celebración en Shanghái que pretendía denunciar la demolición de su estudio en esa ciudad, supuestamente por su ilegalidad, lo que él negó y atribuyó a un castigo por su apoyo a la oposición. Al poco tiempo desapareció y se supo que había sido encarcelado por evadir impuestos y difundir pornografía por Internet, lo que resultó ser completamente falso. Se cree que la verdadera razón fue una represalia de las autoridades por sus constantes críticas al gobierno en temas de abuso de los derechos humanos y corrupción.
Entre sus muchos trabajos se cuenta el Estadio Nacional Olímpico de Beijing –que desarrolló en colaboración con la oficina Herzog & de Meuron para los Juegos Olímpicos del 2008– además de una serie de proyectos revolucionarios difundidos a través de las redes sociales. En todos ellos siempre ha buscado dar cuenta de la libertad de expresión así como resguardar los derechos individuales. Y si bien debido a su arresto no tiene opción de salir de su país, Ai Weiwei sigue creando y exponiendo en todo el mundo.
Un ejemplo es la muestra que por estos días está presentando en el Brooklyn Museum de Nueva York. Titulada Ai Weiwei: According to what?, se trata de la primera exposición a gran escala que exhibe en Estados Unidos. Además, es el primer estudio de su trabajo que se hace en este continente. Compuesta por fotografías, site specific, pinturas, instalaciones y videos, examina las relaciones entre el arte y la sociedad, a lo que se suma su experiencia personal. Y, al ser un trabajo interdisciplinario, trasciende los géneros tradicionales del arte y entrega pistas culturales, históricas y contextos sociales de donde emergen sus temáticas.
Organizada y curada por Mami Kataoka, miembro del Mori Art Museum de Tokio, esta exhibición ha recorrido diferentes ciudades de Norteamérica, como Washington, Indianápolis, Toronto y Miami.
Distribuida en tres pisos del Brooklyn Museum –casi cuatro mil metros cuadrados–, la exposición cuenta con la curatoría adicional de Sharon Matt Atkins, quien ha trabajado remotamente con el artista debido a la imposibilidad de que él viaje. “Tener un show en Brooklyn, pero al mismo tiempo, no poder asistir, refleja mi condición actual. Y esta condición, que no es sólo mía, da cuenta de lo que regularmente ocurre con poetas y músicos en una sociedad como la de China”, dice Weiwei.
La exposición incluye una gran cantidad de obras recientes, entre las que se cuenta S.A.C.R.E.D., trabajo monumental desarrollado en respuesta a su arresto por las autoridades chinas. Son seis cajas de fierro que gracias a unas maquetas de fibra de vidrio parecen como si tuvieran vida. Esto, porque en su interior se ven figuras de guardias y del mismo Weiwei que ilustra su tiempo en prisión. Escenas de los interrogatorios y también otras más cotidianas –como cuando comía, dormía, iba al baño o se duchaba– pretenden protestar por su injusta detención. También hay una instalación titulada Stacked, compuesta por 760 bicicletas y que tiene como objetivo destacar la importancia de este medio de transporte para la mayoría de la población china.
Otra obra que debuta en la exposición es una instalación de fotografías y objetos personales de Ye Haiyan, una activista que ha sido sistemáticamente blanco de las autoridades por apoyar a las prostitutas. A ésta se suma el documental Stay Home!, que narra la historia de Liu Ximei, una mujer que contrajo el SIDA cuando tenía 10 años por una transfusión de sangre contaminada hecha en un hospital chino. Además se pueden conocer una serie de obras desarrolladas en respuesta al terremoto en Sichuan en el 2008, que mató a casi 6.000 estudiantes chinos. Entre ellas está Straight, desarrollada con acero torcido y que busca culpar a la mala construcción de las casas en esa localidad. También se pueden ver 15 obras de la serie Colored vases, jarrones de la época neolítica que fueron intervenidos por el artista con diferentes colores. El recorrido termina con la obra 258 Fake, que consiste en un espiral de más de siete mil fotografías, entre las que se incluyen unas de Weiwei comiendo sandía y también selfies con sus gatos.