Esta casa fue diseñada por el estudio de arquitectura Patterson en el borde de la península Banks en la isla sur de Nueva Zelanda, lugar que se extiende por alrededor de 55 km al interior del océano Pacífico y está junto a la ciudad más grande de la región, Christchurch.
Especialmente concebido como un escape de luna de miel, el lugar solo se puede acceder a través de un camino agrícola o en helicóptero, permitiendo a los huéspedes relajarse en un entorno muy íntimo rodeado por la naturaleza. Este refugio poco convencional, construido en un acantilado de roca, tiene un hall de entrada, una sala de estar que sirve como dormitorio y un baño.
Según los arquitectos, el refugio fue construido con materiales locales y con la idea de tener a la vista el paisaje de la bahía. Los interiores tienen una mezcla de texturas, con una cantidad de muebles y accesorios reducidos al mínimo, fomentando una poderosa conexión con el exterior.