Para Rodrigo Duque, la arquitectura es mucho más que una herramienta. Para él, su valor primordial es que construye la experiencia humana. Por lo mismo es que cada vez que enfrenta un encargo, debe hacer el ejercicio de empatizar con el cliente, conocerlo a fondo a él, sus necesidades e intereses, de manera de que lo que finalmente proyecte sea un aporte no sólo estético, sino también a la calidad de vida de las personas.
Esta manera de concebir su profesión le ha traído varias satisfacciones. El 2004 la Casa Duque fue elegida la mejor Obra de Vivienda en la Bienal de Arquitectura de Santiago; hoy, mirando hacia atrás, la considera su proyecto más importante: “Fue lo primero que hice, mi primer encargo, y si bien era la casa de mis padres en Los Domínicos –de quienes estoy muy agradecido porque creyeron en mí cuando yo era muy chico–, fue muy exitoso y me abrió la posibilidad de hacer la arquitectura como la hago hoy en día”.
Un año después el Colegio de Arquitectos de Chile le entregó el premio Arquitecto joven, lo que sin duda lo marcó. “Que a los 27 años el colegio de tu profesión te premie con la mejor vivienda por un período de dos años fue un gran incentivo. Yo me estaba independizando recién y fue un golpe de fuerza para desarrollar mi carrera, que no es fácil porque no es una carrera rápida. Son procesos lentos y de mucha paciencia”, dice Duque.
En ED le hemos seguido la pista desde sus inicios y hemos publicado algunos de sus trabajos, que han sido variados y a distintas escalas: la bodega de la viña Quintay, que hizo en Casablanca junto a Mathias Klotz; el casino y hotel de Talca, que diseñó con Rafael Hevia; el hotel Elqui Domos en el valle del Elqui… Por eso es que el primer lugar que obtuvo en nuestro Ranking ED es en gran medida un reconocimiento a su corta pero gran trayectoria. Pero también premia un proyecto en particular que realizó en conjunto con los arquitectos Gabriela Manzi y Rafael Hevia: la Facultad de Economía de la Universidad Diego Portales. Ubicada en Huechuraba, a los pies del cerro San Cristóbal, se trata de dos edificios y un zócalo que forman parte de un proyecto mayor del nuevo campus de esta universidad y que se irá construyendo en el tiempo; éste incluirá varios otros edificios, un parque y espacios para hacer deporte. Ligeramente levantado sobre la Ciudad Empresarial, da la sensación de dominar el valle gracias a sus materiales y diseño pesado. Para el arquitecto, el gran acierto de la propuesta es que está pensada en el largo plazo, pero sobre todo que junto a sus socios dieron con un lenguaje universitario, el que genera un inmenso contraste con las construcciones de la zona. “En la Ciudad Empresarial hay construcciones muy livianas, de mucho vidrio, lo que a mi juicio tiene algo de transitorio… este proyecto, como sede universitaria, buscó ser un edificio que refleja estabilidad y permanencia, eso se ve reflejado en este gran cubo de hormigón con perforaciones pequeñas; es un edificio universitario dentro de un gran campus empresarial”.
Actualmente Rodrigo Duque está trabajando en varios proyectos: hoteles, casas y dos torres de oficinas en China (estas últimas junto a Mathias Klotz, con quien trabajó en sus inicios) ocupan gran parte de su tiempo y energía. Modesto como es, agradece los reconocimientos y se apura en mencionar en cada uno a todos los que han colaborado en ellos.