Máncora

Lo que hoy es el hotel boutique KiChic antes fue la casa de sus propietarios. En este hotel de piedra, madera y barro, inspirado en la tradicional construcción local de Máncora, cada detalle es un universo pensado para sentirse como en casa.

«La palabra ki significa energía vital y chic es sinónimo de refinamiento, de estilo y buen gusto”, cuenta la artista peruana Cristina Kiki Gallo, quien también es responsable de uno de los mejores hoteles de Máncora. “KiChic es el balance entre la materia y el espíritu, entre la personalidad y el alma, ahí es cuando logramos el perfecto equilibrio en nuestra vida cotidiana”, dice. El KiChic está frente a la playa Las Pocitas y a 5 kilómetros del centro de Máncora.

“Tenemos nueve habitaciones muy cálidas, cómodas y sobrias. Cada una de ellas ha sido construida con materiales de la zona, lo que les da una personalidad única e invita al huésped a sentirse como en casa”, dice Cristina. Así, por ejemplo, es posible quedarse en la habitación “Barro”, que tal como su nombre lo indica está hecha con una técnica local que incorpora barro y tabique, o en la pieza “Piedra”, con una exquisita terraza privada de piedra laja tallada donde se encuentra una espectacular tina al aire libre, o en “Hualtaco”, hecha con maderas de la zona.

Las suites también son un sueño: “Himalaya” está ubicada en la altura con una terraza exterior con vista al mar y “Neem” tiene una piscina privada en medio de un precioso jardín. Todas las habitaciones tienen detalles que hacen la diferencia: los colchones son 5 estrellas, con sábanas 100% de algodón de 300 hilos, las toallas son de fibra orgánica de bambú y los jabones orgánicos están hechos en casa.

“Para la cocina pensamos en el balance perfecto entre mar y tierra”, cuenta Cristina. Por eso idearon dos líneas gourmet, una Vegetariana, con verduras y hierbas de estación recolectadas de su propio huerto orgánico, y otra a la que llamaron Barra Marina, “donde proponemos verdaderos sabores peruanos; toques de ají limo, miel de maracuyá y atún rojo son sólo algunos de los ingredientes que forman parte de nuestra carta de pescados y mariscos del día”.

Y es que el KiChic está pensado para relajarse y disfrutar. De la playa y la naturaleza, pero también es una oportunidad para conectarse. Hay de todo para hacer de las vacaciones una experiencia integral: KiChic tiene una sala de yoga donde hay clases a diario y un servicio de masajes que incluye alineación de chacras, anti stress y piedras calientes. Un lujo accesible, para entregarse al descanso, a pocas horas de nuestro país. www.kichic.com

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