Al francés Robert Dallet siempre le fascinó la naturaleza y los animales. Siendo muy joven recorrió los museos y zoológicos de Europa donde, a través de sus croqueras, se dedicó a refinar su conocimiento científico. Dallet se instalaba por horas a dibujar elefantes, tigres y aves exóticas.
Mientras estudiaba la anatomía y el comportamiento de animales salvajes, también trabajaba como ilustrador para revistas parisinas. Colaboró con Robert Wolff, director de la publicación La vie des bêtes, donde su obra apareció junto a textos de importantes investigadores durante 16 años.
Dallet se dedicó a viajar, observar y dibujar por los rincones más inexplorados del mundo. Recorrió los cinco continentes con sus libretas en mano.
Y le pagaban por eso. En la década de los 70, se dedicó a retratar la vida salvaje de Senegal contratado por Air Africa para ilustrar sus catálogos de viaje y también trabajó para el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), registrando la vida animal en reservas naturales de Kenia y Tanzania.
Expuso en el Museo de Historia Natural de París y en el Salon des Illustrateurs. De hecho fue ahí, el año 1986, donde conoció a Jean-Louis Dumas, por entonces presidente de Hermès, quien le pidió que diseñara un pañuelo inspirado en la fauna de Kenia. La colaboración con la firma francesa de lujo se extendió por 20 años. Así surgieron Équateur, Jungle Love, La trêve de l’eau, Sichuan, Guépards, and Tendresse Féline, una decena más de pañuelos, pareos y toallas en los que aparecían la flora y fauna de destinos exóticos de la mano de Dallet.
¿La característica de su trazo? La precisión. Cada hoja, cada hierba, cada enredadera, cada mirada, cada detalle del pelaje o una pluma está dibujada con un detalle extraordinario. Dentro del extenso bestiario ilustrado que Dallet generó por años, él guardó una carpeta dedicada exclusivamente a los felinos salvajes: tigres, leones, leopardos y chitas. Este año la firma Hermès rescató 80 láminas en las que aparecen representadas muchas especies de felinos, incluyendo algunas ya extintas.
Este fue el punto de partida para Carnets d’Équateur, una vajilla de porcelana creada en homenaje al talento de Robert Dallet. En la descripción de la colección se lee: “Ver esta vajilla es volver a la primera mañana en la Tierra, es volver a nombrar a cada una de las criaturas salvajes que aparecen con una feroz intensidad”. Y es cierto: el trazo de Dallet adquiere una sutileza particular sobre la porcelana. Ahí están en todo su esplendor el jaguar, el león, el tigre, el elefante y el tucán junto a la mazama americana y el mono capuchino sobre la superficie blanca.
El vínculo entre el trazo de grafito sobre la cerámica genera fuerza, pero también suavidad. La paleta de color es sutil: hay una fina escala de grises que dialogan con verdes, mezclados con mínimos indicios de azul. En esta espectacular vajilla, los bocetos en carboncillo, lápiz y acuarelas de Dallet encuentran una nueva vida. Cada pieza de Carnets d’Équateur está dedicada a una de estas técnicas y el total de ellas sólo aparecen cuando están todas puestas sobre la mesa. El resultado es un verdadero viaje al centro de la creación. Y es que para Dallet reproducir la gracia de los animales en movimiento, la textura de la selva, la profundidad de una mirada, era rendir homenaje al esplendor del mundo.