“Este lugar es mágico”, le dijo su mujer al empresario argentino Wenceslao Casares cuando estuvo por primera vez en Las Majadas de Pirque. Era el año 2006 y habían decidido instalarse con su familia en Chile; sin pensarlo dos veces, decidieron comprar la propiedad. El tiempo pasó, los planes cambiaron, vino el terremoto del 2010 y el palacio –proyectado en 1909– quedó prácticamente en el suelo; pero lejos de dejarlo botado, Casares le quiso dar un nuevo aire: junto a los chilenos Pablo Bosch y Diego Valenzuela idearon un proyecto que lo transformaría en un centro de conversaciones y fomento de capital social. Eso implicaba reconstruir el palacio, proyectar un hotel y restaurar su maravilloso parque. De esto último se encargó la arquitecto y Magíster en Urbanismo del Paisaje Alejandra Bosch.
“Nuestra misión era adecuar el parque al nuevo uso que se le quería dar”, explica Alejandra. “Es decir, pasar del jardín ornamentado propuesto por Guillaume Renner, con las diversas modificaciones que se habían hecho a lo largo de los años, a un parque que debía contener distintos eventos, todo sin perder su carácter”. Era un gran desafío intervenir un parque consolidado de árboles de más de 100 años. “Tenía un estrato medio y bajo bastante deteriorado, algo común en algunos parques privados de la zona central”, recuerda Alejandra.
El desafío era que no existían los planos del diseño original del parque: “Habían sido dibujados en lienzos de seda, pero luego los habrían lavado y reutilizado para otros fines”. A punta de fotos antiguas, los trazos que todavía existían en el terreno y el fundamental testimonio de los jardineros que han trabajado en el parque –especialmente de Manuel Madariaga, que trabaja ahí desde 1949– elaboraron una propuesta para rescactar la estructura original de paseos y habilitarlo para el nuevo uso.
Hecho esto, se hizo un levantamiento valorado de las especies que había en el parque, lo que estuvo a cargo del agrónomo paisajista Héctor Reyes, quien clasificó los más de mil árboles repartidos en las 8,5 hectáreas según su estado fitosanitario. Luego se definió una estrategia general para Las Majadas, junto a Teodoro Fernández, arquitecto a cargo de la remodelación del Palacio, y de Arturo Lyon, a cargo del diseño del hotel, conocido como Residencia. Este último se levantaría en el lugar más deteriorado del parque, en su extremo poniente, donde había algunas construcciones menores.
“Todo esto nos permitió decidir qué árboles trasplantar y podar para recuperar el camino circular central original que se encontraba interrumpido por las diferentes subdivisiones y por la falta de mantenimiento de algunos árboles, que fueron creciendo espontáneamente y sin un orden claro”, dice Alejandra. A través de esta operación se intentó poner en valor el patrimonio existente en árboles, como el grupo de peumos de más de 300 años, además de los magnolios, cedros, sequoias y cipreses.
La siguiente etapa consistió en el diseño de distintos niveles en el parque, aprovechando la pendiente que tiene producto de su ubicación a pie de monte; en total son 15 metros de desnivel de un extremo a otro. Se establecieron seis estratos y plataformas diferenciadas para la realización de distintas actividades. El primer nivel, frente al acceso al palacio, es una explanada de césped y arbustos bajo una arboleda de encinos y plátanos orientales. Un segundo nivel define un espacio para conciertos y eventos al aire libre con el Palacio como telón de fondo; una barra de maicillo separa este sector con un camino circular central. Luego se produce una nueva plataforma en torno a una fuente de agua existente que tiene una vista privilegiada hacia el palacio. A continuación diseñaron una laguna en el centro del parque, que recupera el cuerpo de agua original que existió según los relatos. Otra explanada de césped da forma al quinto nivel para finalmente terminar en la Residencia y restorán en el otro extremo del parque.
Una vez definido cada sector del parque, se trazaron nuevas circulaciones que permiten recorrerlo de diferentes formas. “Esto intenta rescatar la idea principal de restauración y remodelación del proyecto Majadas de Pirque, que es crear puentes entre personas diversas con objetivos comunes”, explica Alejandra. “De esa manera, se generan diferentes situaciones y lugares de encuentro”.