Orlando Gatica y Raúl Domínguez, de Orlando Gatica Studio, fueron los encargados de darle nueva vida al piso -3 de CV Galería, un espacio que está 10 metros bajo el nivel de la vereda y que acaba de ganar el premio Chile Diseño en la categoría Diseño de Ambientes, mención hospitalidad. Como cuentan los encargados del proyecto, este era un espacio particular, muy duro y frío, que no llamaba la atención para los restoranes que se iban a instalar ahí y el gran desafío era intervenirlo para que se sintiera como una experiencia distinta.
“Inspirados en la selva y las pirámides mayas, diseñamos una serie de elementos que se relacionan con la arquitectura”, cuenta el interiorista Orlando Gatica. Y es que al llegar a este espacio en Alonso de Córdova, que ya estaba terminado, les llamó la atención la cantidad de hormigón y cómo ese material podía ser una oportunidad para trabajar junto a la naturaleza. “Generamos un idioma muy íntimamente relacionado a una plaza. En el piso pusimos un adoquín especial para dar una textura urbana y luego vienen los elementos articuladores del espacio: el principal es la barra al centro, acompañado de un pozón de agua, lleno de plantas acuáticas y peces”, dice. Luego, el siguiente desafío fue descubrir qué hacer con el muro de 10 metros de alto que cruza todo el espacio y que daba una sensación de barrera y encierro. “Armamos una gran jardinera y en los muros colgamos unos maceteros monumentales adosados. Esa obra especial no hubiera sido posible sin el apoyo de la oficina Santolaya Ingenieros”, cuenta.
La iluminación, que desarrollaron junto a Paulina Villalobos, también juega un papel protagónico en el proyecto, igual que Migración, la instalación escultórica de Fernando Casasempere. Finalmente, con la idea ya clara, contactaron a Manuel Feliú, de la empresa Verde 360°, experto en jardines verticales, quien los ayudó a darle vida a este sueño. “Él tiene mucho crédito en este proyecto, sin su capacidad y compromiso probablemente no lo hubiésemos logrado”, reconoce Orlando Gatica.
Así, lograron transformar un espacio hundido en una plaza, donde poco a poco la vegetación ha ido tomando un rol principal. “El proyecto es un ser vivo que evoluciona, cambia y se regenera naturalmente. Es un proyecto de muy largo aliento que se irá desarrollando y consolidando con los años. Nos gustaría que este lugar se desarrolle y envejezca con la impronta de las pirámides Mayas, que usamos como base en el anteproyecto. Que mientras más pase el tiempo, mejor se vea y se viva ese espacio”, cuenta.