El artista Ole Barslund Nielsen y el diseñador Christian Jensen se movían en el mundo del teatro y las escenografías cuando se conocieron, en Dinamarca. Y en 2003 decidieron empezar a trabajar juntos en algo muy distinto: la creación de juegos de niños para plazas. ¿Cómo llegaron ahí? Cuando el jardín infantil de uno de los hijos de Ole les contó que necesitaban un nuevo patio para el recreo, Ole se sumó al grupo de padres que estaría a cargo de elegir los equipos. Y ahí se dio cuenta que podían hacer algo mucho mejor de lo que existía hasta ese momento, algo único y mucho más escenográfico. “Me di cuenta de que podía diseñar un patio como hubiera diseñado una escenografía, lo que les daría muchas más posibilidades de juego a los niños”, cuenta Ole. “Mi colega, el diseñador Christian Jensen, me ayudó con el trabajo, que terminó siendo un espacio realmente agradable en que los niños, los profesores (y los papás) se sintieron muy felices”.
Y este primer encargo fue el puntapié para fundar Monstrum el 2003, una fábrica especializada en juegos para niños que probablemente no se parecen a nada que hayas visto antes. En sus plazas se pueden encontrar desde medusas, flamencos, serpientes y osos gigantes, hasta un robot con brazos de resbalín y espacios para escalar. “Nuestros juegos no solo están llenos de desafíos físicos, también inspiran a los niños a jugar al entregarles un escenario aventurero, donde hay espacio para la imaginación”, cuentan. “Los parques infantiles deben, ante todo, inspirar a los niños a jugar y desafiar sus habilidades motoras y su imaginación. Pero las creaciones distintivas de Monstrum son más que simples parques infantiles: son esculturas en el paisaje urbano que cuentan historias y dibujan una sonrisa en los rostros de las personas. Se convierten en hitos en su entorno”.
Para sus creadores, los parques infantiles tienen que inspirar a los niños a moverse, a explorarlos, a considerar varias opciones y caminos, sin tener una forma correcta de navegarlos. “Esto crea un movimiento continuo y mucha diversión”, aseguran.
Casi 20 años después de su creación, Monstrum sigue manteniendo su taller en Copenhague, donde trabajan 50 constructores, arquitectos y diseñadores, y donde se hace el proceso completo: desde el diseño hasta la construcción y la pintura final. Uno de sus objetivos es también producir parques que sean realmente duraderos y sostenibles, por eso trabajan con madera certificada, que además los hace muy fáciles de reparar y mantener por las propias comunidades locales después de su entrega. “El núcleo de la política de sostenibilidad de Monstrum es producir parques infantiles duraderos en madera. La madera es un material cálido y natural al tacto y es un recurso natural renovable. Queremos hacer parques infantiles para la próxima generación mientras cuidamos el medio ambiente”, explican.
Si hay algo que llama la atención en las plazas creadas por Monstrum, y que ellos tienen muy claro, es que son espacios que todos disfrutan, no solo los más chicos. “La escenografía de los parques infantiles se convierte en una plataforma social, donde se entretienen todas las edades. Creemos que los grandes lugares de reunión en las ciudades, como los parques infantiles, pueden conectar a las personas de todas las comunidades”.
En Instagram, @monstrum_playgrounds