Las piezas de los niños son el espacio perfecto para echar a volar la imaginación y jugar. Papeles murales, muebles de colores, juguetes y antigüedades, todo puede mezclarse sin temor. Aquí, cuatro piezas que fueron decoradas con los niños en mente, por unos padres muy creativos.
Pura fantasía
La pieza de juegos de la casa de Colomba Bezanilla, fundadora de Papel Pintado (@papelpintado_chile), es un lugar para echar a volar la imaginación, columpiarse o jugar a las muñecas. Y aunque sus hijas hoy ya están más grandes, se rehúsa a desarmarla.
Llena de detalles y tesoros familiares heredados de sus abuelas, como una pequeña silla Vienna o un cuna de juego de bronce, en cada rincón hay algo para entretenerse. El elemento central, obviamente, es un papel pintado. Se trata de Aves una acuarela que pintó en Nueva York con su hermana Carola y que luego decidieron sumar al catálogo. El columpio no lo colgó del techo, sino de muro a muro y es de Columpios Bambo, personalizado por ella en una paleta de colores acorde. Cojín de Anthropologie y Entre Linos con una colcha de Zara Home, todo lleno de color. “Aquí nada combina, pero juntos hacen magia. Mis hijas Paloma y Gracia ya tienen 16 y 14 años, pero sigue siendo un lugar especial”, cuenta Colomba.
Un mundo ilustrado
La artista María José Abogabir –creadora de Animalaria, @animalaria– llevó sus acuarelas a la pieza de su segundo hijo Federico (4). Fue el primer papel mural que hizo ya hace ya dos años. Fiel a la estética de sus creaciones, la habitación sigue una paleta de colores pasteles.
Fanático de los animales, para su hijo eligió el papel Mapa Mundi. “Mi trabajo no es solo decorativo, en mis papeles busco que los niños viajen o imaginen, que entren a un mundo propio”, cuenta. “Fede primero aprendió de los animales y luego empezó a querer recorrer los continentes”, relata con emoción. Con el muro como protagonista, el resto de la habitación es calma, con madera y materiales nobles. El escritorio lo diseñó junto a Catalina González de @thehyggeplan.
A mano, con amor
No todos los niños tienen la suerte de tener un papá artista y menos que les pinte a mano un mural con sus animales favoritos. Julia (9) la hija de Payo Söchting (@payosochting) –reconocido ilustrador y muralista chileno– hoy acompaña sus días de juegos con pájaros sudamericanos de fondo. En medio de la pandemia, y a la vuelta de un viaje de trabajo, Payo tuvo que hacer cuarentena. Mientras su familia se fue a la playa, él a toda máquina con plumones de acrílico dibujó gaviotas, pingüinos y flamencos para sorprender a su hija con una pieza renovada para ella. La pared celeste es acompañada por una cómoda normanda pintada blanca, un cubrecama a tono y un móvil de mimbre, también de pájaros.
Tributo a lo vintage
Mamá de tres, Catalina Barahona es la creadora de la tienda La Gallina (@lagallina_). En medio de la pandemia redecoró la pieza de Juana (10), reutilizando todo. Así por ejemplo, la cama que hoy usa su hija era de ella y fue un regalo de su abuela Gabriela Balbontín, dueña de la tienda de decoración Mandarino. “No es solo una cama, tiene historia y un valor invaluable”, dice.
Con 10 años, su hija ya necesitaba un lugar para hacer tareas; Catalina vio un escritorio en la bodega de su suegra. “Era lindo, pero oscuro. Quise repararlo, pero en el camino me di cuenta que era más fácil pintarlo turquesa”, explica. Sobre él, una repisa enlozada de Patio Oriente, tiradores de Kadó, bordados hechos por ella y un cuadro de Olivia Allamand. ¿Una buena idea? El pizarrón es un marco de foto, al que le puso una cartulina blanca, así el plumón funciona sobre el vidrio. A la pizarra de corcho, solo le pintó el marco.