Cuando el Estudio Muradas (@estudiomuradas) se enfrentó a este terreno por primera vez, vieron el enorme potencial que tenía y también el desafío que significaba: como era un lote con forma longitudinal, lo reorientaron tomando como frente uno de los laterales. “Esta decisión creativa sentó las bases del proyecto”, explican. Para el frente, entonces, diseñaron un gran parasol continuo de aluminio que funciona como fuelle regulando la luz y resguardando la intimidad de la vida interior, que se puede abrir de manera independiente según las necesidades de cada ambiente.
Pero sin duda una de las cosas que más llama la atención de este proyecto es el acceso: al abrir la imponente puerta de cuatro hojas de roble macizo se puede ver una escultural escalera de caracol, que tiene una ubicación central y protagónica en el primer piso, donde están las áreas comunes y el dormitorio principal. Y luego, en tercer plano, se ve la larga piscina que aprovecha la forma del terreno y un importante cerco vertical con plantas tropicales. “A su función de uso suma un rol estético de vital importancia para el proyecto”, cuentan.
Una de las características de las obras del Estudio Muradas es la unificación del espacio interior y exterior a través de una paleta de materiales compartida. En este caso, trabajaron con marmol Travertino para todos los pisos, desde la escalera, la cocina y los baños, hasta el revestimiento de la piscina. “El efecto es de enorme contundencia y continuidad espacil. Como esta, cada una de las decisiones de diseño tendió a integrar ambientes, a difuminar los límites”, explican. Además del mármol, otro material que se repite es la madera, que aporta calidez y personalidad.
El estudio de arquitectura e interiorismo también estuvo a cargo de equipar completamente la casa. En el living instalaron un par de sillones de los años 50, una mesa de roble claro diseñada por el estudio y banquetas de Patricia Lascano sobre una alfombra de yute rayada. En el comedor, la mesa Eileen con tapa de roble y las sillas con apoyabrazos Chandigarh de Pierre Jeanneret son de Acento y los apliqués Ginger de Iluminación Agüero. Además, en el muro revestido en roble isntalaron ouna escultura en madera negra de Carlos Vignolo.
Tras subir la escalera, se llega a un espacio abierto que funciona como un escritorio, donde hay también dos dormitorios en suite. Cada una de las piezas tiene una terraza privada, con vistas hacia ambos lateriales, guarecidas de las miradas desde la calle y las casas aledañas.