El concepto de “poner la mesa” ha cambiado. Ya no es solo montar los platos, cubiertos, servilletas, vasos, copas y todo lo que se necesite para la hora del desayuno, almuerzo, té o comida, si no que se ha vuelto una forma de expresar identidad. Y la vajilla vintage ha sido un elemento muy importante en ello.
Si bien la venta de este tipo de vajilla ha existido desde siempre, hoy hay una oferta más accesible, no solo por sus precios, sino porque ya no es necesario recorrer mercados o ferias para conseguir estas piezas, sino que se pueden encontrar en tiendas y en las redes sociales. Además, hoy se celebra la libertad para combinar distintos tipos, colores, diseños y materiales.
Un ejemplo de ello es Jugar a las Tacitas, la tienda de la periodista Trinidad Ramírez, quien siempre se había sentido atraída por los objetos antiguos, pero no especialmente por la vajilla. En 2017, por una situación del azar, se encontró con esta oportunidad y a la semana se dio cuenta que había un nicho interesado en este mundo. “Yo pensé que iba a ser algo momentáneo, pero a las dos semanas habíamos vendido 1 millón de pesos, con una aparición en una conocida revista de esa época. Así esto empezó a crecer y se transformó en mi trabajo”, cuenta. Tienen un showroom en Simón Bolívar y están ad portas de abrir una tienda en MUT, el nuevo Mercado Urbano Tobalaba. Además venden por su página web jugaralastacitas.cl, y en su Instagram @jugaralastacitas.
Loza con Historia (@lozaconhistoria) también tuvo un comienzo y desarrollo rápido. En paralelo a su trabajo de abogada, Javiera Morales coleccionaba porcelana. A fines del 2022, se le ocurrió venderlos a otros: juntó algunas piezas de porcelana y loza y este año comenzó con el negocio. “Un proyecto a futuro es tener un lugar físico donde poder recibirlas y recibirlos”, cuenta Javiera, quien adelanta que estarán de manera presencial en la feria Viva La Vintage, en el mall Parque Arauco entre los días 28 de septiembre y 1 de octubre.
Anahi (Ani) Bertoglio siempre había soñado con armar un juego de té digno de Alicia en el País de las Maravillas, y por eso bautizó así a su emprendimiento: Ani en el País de las Maravillas (@anienelpaisdelasmaravillas). Hace alrededor de ocho años, aprovechando que su hermana Catalina Bertoglio vive en Europa, trajeron porcelana a Chile haciendo ventas exclusivas. Al poco andar se dieron cuenta que había una oportunidad y se abrieron al público general.
La razón de esta tendencia
La nostalgia es uno de los factores que ha convertido a este mercado en una tendencia. “El que estas piezas te lleven a encontrarte con tus raíces o saber que lo que estás comprando tiene una historia detrás tiene claramente un valor agregado. Tener, por ejemplo, un plato que fue elaborado durante la Segunda Guerra Mundial y que hoy está en tu casa”, explica Javiera, de Loza con historia.
Trinidad, de Jugar a las Tacitas, concuerda con esta explicación y agrega otra razón: la mayor conciencia medio ambiental que existe actualmente. “Yo creo que el mercado de la reutilización está creciendo mucho, es algo cultural que está siendo muy potente e influye en que se compren cosas usadas”, explica. “A lo mejor antes no te llamaba la atención una taza o plato que había tenido otra vida, pero ahora sí”, complementa Javiera.
Además, hoy hay mayor flexibilidad: combinar colores o diseños de platos, con textiles y copas todas distintas, se ve como una apuesta entretenida y diferente. Hoy la tendencia es comprar por piezas e ir mezclándolas, sin miedo.
Los consejos de las expertas
Comprar vajilla antigua puede ser todo un proceso, y estas tres expertas nos compartieron sus mejores consejos para sumarse a la tendencia.
La materialidad
Loza o porcelana son los dos grandes tipos de vajillas, que tienen como gran diferencia que la primera contiene barro y por lo tanto es mucho más porosa. En Ani en el País de las Maravillas explican que una forma de diferenciarlas es con la luz, ya que la porcelana es traslúcida. “La loza aguanta mayor cantidad de diseño, en cambio la porcelana antigua podría llegar a una intensidad de color menor”, complementa Trinidad.
Entonces ¿qué elegir? No hay reglas, todo depende del look que se busca.
Fijarse en los detalles
El craquelado es típico de la loza, que tiene una capa vitrificante que cuando se rompe, se craquela. Ahí le puede entrar agua y ponerse negro, lo que significa que hay un hongo y la loza no se puede usar.
La loza también puede tener el llamado “pelo”, una trizadura que pasa de un lado a otro. Finalmente una pieza puede estar quebrada y pegada, o con el clásico picado.
Atreverse a combinar
“El plus de la vajilla antigua es que tiene la versatilidad de ser combinada como quieras. No necesitas tener todas las piezas iguales”, comenta Javiera. Y Trinidad agrega que también es posible hacerlo con loza nueva, ya que en el retail se pueden encontrar platos de colores lisos, con bordes dorados o estampados. “No todas las piezas tienen que ser antiguas para verse bien”, declara.
Para Ani la vajilla antigua se puede mezclar con la nueva muy fácilmente si se presta atención a los detalles. “Por ejemplo con una linda cristalería, cubierta con un mantel acorde o con lindas flores”.
El cuidado es fundamental
Siempre lavarlas con cuidado, secarlas de inmediato y no dejarlas remojando. Por nada del mundo lavar en el lavavajillas. Como experta en porcelana, Ani explica que en el caso de ésta, es un material bastante resistente por su alto contenido de feldespato, pero se debe cuidar de no golpearla.
¿Qué marcas y diseños debe tener alguien quiera tener vajilla antigua en su casa?
Javiera, de Loza con Historia, dice que todo coleccionista debe tener Royal Albert. “Este sello inglés es quizás uno de los más apetecidos por sus patrones. Dentro de los sellos de ese país está Royal Worchester; Royal Grafton, Tuscan, Royal Standard. En porcelana francesa la más apetecida es Limoges, que fue fabricada en esa localidad”. Y de Alemania recomienda Rosenthal y Winterling.
Trinidad cuenta que se venden mucho los diseños con flores y dorado, con mucho color, rococó y especialmente algunas piezas nostálgicas chilenas de fábricas como la Cristalería Yungay y Fanaloza.