¿Qué necesitan las personas para ser felices? Es la pregunta que desde hace diez años viene haciéndose Ikea para comprender las emociones asociadas a una vida hogareña satisfactoria y el estudio Life at Home ha sido el instrumento a través del cual se han buscado estas respuestas.
Su versión, que se publicó hoy, miró de cerca a más de 37.400 mil personas en 38 países a través de investigaciones cuantitativas, entrevistas a expertos y visitas en terreno, lo que ha convertido a Life at Home en uno de los proyectos de investigación acerca de la vida cotidiana más grandes del mundo.
“Me llama la atención la envergadura, no existe una institución en el mundo que tenga presencia en casi cuarenta países y que venga haciendo este trabajo por ya diez años”, señala Carola Zurob, diseñadora y profesora de la Escuela de Diseño de la Universidad Católica, quien también destaca la novedad de este tipo de estudio para el caso de Chile: “En nuestro país existe mucha investigación sobre marketing o publicidad, pero poca para el desarrollo de productos. Pero si un proyecto de diseño no tiene un fundamento sólido detrás, si no entiende las necesidades de las personas, no sirve mucho. Es importante tener claro el problema, con qué estás tratando de conectar a través del diseño para poder dar soluciones efectivas”.
Además de incluir por primera vez a Chile por medio de un estudio cuantitativo, la versión 2023 detectó tres grandes tensiones que se dan a nivel global: convivencia versus privacidad; vivir bien versus vivir con lo justo; y hacer más versus hacer menos. Se identificaron también ocho necesidades que, de cumplirse, le dan a las personas la oportunidad de vivir mejor: control, comodidad, seguridad, sentido de pertenencia, conexión, disfrute, realización y aspiraciones.
¿Cómo vivimos en Chile?
Chile fue el único país latinoamericano analizado y presenta varias particularidades al momento de compararlo con otros casos.
Por ejemplo, es el tercer país del mundo donde el abrazo de un ser querido es considerado una de las cosas que más alegría produce, y el primero a nivel mundial donde dar las buenas noches a un ser querido es considerado importante para conciliar el sueño.
Pero las tensiones que el estudio identifica a nivel mundial, las que permean la vida cotidiana y pueden afectar el nivel de satisfacción de las personas, están presentes también en nuestro país, dice Felipe Link, subdirector del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Universidad Católica.
La más notoria en nuestro país es la de vivir bien versus vivir con lo justo, lo cual se ve reflejado en varias cifras: Chile es el primero en el ranking mundial en cuanto a la frustración de no contar con los recursos suficientes para cuidar su casa, la preocupación número uno de los chilenos son las finanzas del hogar y el ingreso disponible, y el 22% cree que los interminables quehaceres del hogar le impiden alcanzar una sensación de control.
“Con esto vemos que hay preocupaciones estructurales que son importantes: ingreso, salud mental y tiempo. Chile tiene una tensión socioeconómica importante, hay aspectos de desigualdad, de cubrir las necesidades del hogar con los ingresos. Entonces, si bien se comparten las dimensiones generales del estudio global, también se observa que es difícil compatibilizar esas tendencias con los recursos propios”, señala Link.
Para Zurob, el problema va más allá de un aspecto económico y remarca lo que está detrás del sentirse a gusto en su propio hogar: “Cuando la gente dice que quiere comprar cosas para la casa o tenerla bonita, responde a algo que no es sólo estético. Está asociado a la sensación de seguridad y control sobre su vida”.
A pesar de lo anterior, para el 60% de los chilenos su casa es su lugar preferido y lo consideran como un espacio cómodo, que se valora aún más cuando posibilita un encuentro con otros: 30% de los encuestados siente que reírse con sus amigos es una de las mejores cosas de estar juntos y 28% halla un sentido de pertenencia al compartir valores con su comunidad.
Es decir, para los chilenos la casa no es sólo un lugar privado e íntimo, es un espacio de bienestar en tanto permite un encuentro con otros.
Para ambos expertos, los resultados del estudio dan más luces acerca de cómo entregar soluciones efectivas a las necesidades actuales, tanto en el diseño de productos como en el de ciudades y viviendas.
“La investigación considera la percepción de los usuarios, de quienes finalmente tienen que vivir en estos espacios, por lo tanto permite un giro, poner el foco en ellos, lo que es muy importante para lograr productos más coherentes”, señala Link.
En tanto, Zurob considera que el desafío es profundizar en las particularidades del caso chileno y así enriquecer los datos nacionales: “La pregunta sobre bailar o cantar cuando estás solo marca más bajo en Chile (4 de cada 10), así como también la de andar desnudo por la casa (17%), ¿significa que en los hogares falta privacidad o simplemente que la privacidad es algo menos valorado? El desafío sería definir estos conceptos, porque probablemente “privacidad” es algo distinto en Chile que en Japón. Los tipos de espacios, las configuraciones familiares, son distintas y sería interesante darle contenido a estos conceptos”.