Durante la pandemia, la diseñadora de interiores María José Arechandieta empezó a practicar cerámica en un taller en Concón. La idea nació porque por la pandemia sus proyectos habían disminuido y decidió buscar algo diferente. “Me encantó, me enamoré de la cerámica”, cuenta.
Partió haciendo piezas para su casa, desde floreros y maceteros, hasta todos los platos que usaban para comer. Y luego, decidió hacerse una cuenta en Instagram, una especie de bitácora para mostrar sus avances. “Tomé fotos de todo, me motivé un montón y ahí la gente empezó a preguntar sobre los precios y si podía hacer encargos personalizados”, explica. Fue así como nació finalmente Manos de María, su propia marca.
“Lo que más me apasiona de la cerámica es que no lo planifico; simplemente voy al taller y dejo que la creatividad fluya. Me encantan las formas irregulares y orgánicas que resultan, ya que no tienen una forma definida hasta que decido que la pieza está terminada”, cuenta la diseñadora.
Hoy, sus productos van desde los más decorativos, como floreros, espejos y velas, hasta los súper funcionales, como platos, tazas para café, fuentes y tazones.
Sus productos se pueden ver en su Instagram, @manosdemariacl
