Francisca Goycolea (56) estudió Pedagogía en Educación Parvularia en la Universidad Católica, luego Diseño e Historia del Arte en Alemania. Con esos conocimientos hizo su práctica en Saville Row hace 30 años. Se quedó y junto a su socia, Ana Domínguez, estuvieron a cargo del diseño de la ropa de la firma por otros cinco, hasta que dejaron la moda y formaron su propio estudio de decoración: Domínguez Goycolea.
Trabajaron juntas por 25 años, transformándose en una de las duplas más reconocidas del interiorismo en Chile, pero en abril de este año decidieron continuar de forma individual. “Son etapas que se van cumpliendo. Crecimos juntas y seguimos siendo amigas, pero hoy tenemos rumbos propios y cada una administra sus tiempos”, cuenta Francisca.
La diseñadora ha estado a full en esta nueva etapa: creó su marca Francisca Goycolea Estudio y su nueva imagen corporativa, arrendó una oficina, armó su equipo y ella misma está a cargo de sus redes sociales, que ha sido una ayuda para concretar nuevos proyectos.
Todos los días llega en la mañana a su oficina en Santa María y no se para hasta las 18 horas. “Me cuesta pararme hasta a almorzar. Afortunadamente estoy con 12 proyectos entre oficinas, casas y viviendas en en las playa”, cuenta.
¿Hoy, cómo defines la etapa en la que estás?
“Tengo cuatro hijos y por mucho tiempo ellos marcaban mi agenda. Terminaba de trabajar cuando los iba a buscar al colegio, para poder estar en las tardes con ellos. Hoy solo vivo con uno de 20, ya no tengo ese apuro. Estoy 100% disponible para hacer esto que amo, además hoy trabajo desde la madurez y la experiencia que gané en estas tres décadas”.
¿Tras 25 años trabajando bajo el alero de Domínguez Goycolea, cómo diferencias tu sello?
“Sigo siendo la misma de antes, pero hoy mi sello es 100% la experiencia, la seguridad y la entrega en los proyectos. Me fascina lo que hago, me entretiene crear. En cuanto al estilo, sigue siendo contemporáneo, atemporal y con pocos colores. Mi base sigue siendo neutra, eso no ha cambiado”.
En base a tu experiencia, ¿cómo se logra un buen interiorismo?
“Sin duda, trabajar desde el principio, ojalá cuando esté en la etapa de los planos. Pero estoy convencida de dos cosas: que los arquitectos son los dueños del proyecto y de que la casa es de cada cliente, no mía. Cuando son viviendas ya construidas el desafío es entender a cada persona y que diga: “esta es la casa de mis sueños”. Es clave también trabajar cada diseño de forma individual, yo jamás ocuparía algo de otro proyecto o copiaría algo. Si un cliente confía en ti, merece algo único”.
¿Cómo ha evolucionado la decoración en Chile?
“Cuando era chica, no había decoradores y era tabú decir que te habían ayudado en la decoración. Hoy se ha profesionalizado, hay diversas especialidades: arquitectos, iluminadores, decoradores, interioristas y paisajistas, todos tienen su espacio”.
¿Pero sigue siendo de nicho o hay más demanda?
“Hay mucha gente joven que por falta de tiempo está optando por contratar a un decorador. Es una generación mucho más auténtica, además hoy hay alternativas para todos los bolsillos. Yo puedo mezclar algo de Ikea con una antigüedad. Contratar a un especialista, te va a permitir no equivocarte, sumas más de lo que vas a gastar. Como te decía, se ha profesionalizado el interiorismo. Hoy en Chile confían y quieren pagar”.
