Publicista y cocinera autodidacta, Francisca Echeverría (53) inició su relación con la comida en San Pedro de Atacama de la mano de Mauricio Ciocca, su marido, quien falleció en 2015. Juntos partieron con el Adobe, un restorán ubicado en la calle principal de San Pedro de Atacama que ya es un clásico en la zona, hace más de 25 años y luego sumaron La Estaka, La Casona y Blanco, también en San Pedro, llevando la gastronomía del lugar a las grandes ligas.
Tras la muerte del “Pelao”, como le dice, Francisca se fue a vivir a Madrid junto a sus tres hijos: Martín (22), Salvador (17) y Gaspar (14). Volvió por la pandemia y tuvo que cerrar los restoranes y quedarse solo con Adobe en San Pedro y su otro proyecto en Santiago: Naoki.
Instalada desde hace un año y medio en la capital, no ha dejado su lazo con San Pedro. Recientemente lanzó Adobe al paso, un take away que busca satisfacer las necesidades de los turistas y –a futuro– de los hoteles locales, que en varios casos ya no quieren tener cocinas internas.
Además transformó su casa en un hotel. Casa Luna es una casona rural decorada íntegramente por Francisca, que se puede arrendar completa o por habitaciones. Y hace un año abrió Casa Lunita, una especie de cabaña que se arrienda completa para seis personas en el mismo lugar.
Amor por la comida y lo estético
“Tengo un TOC con lo estético. Siempre estoy pensando en comida o en decoración. Todo lo decoré yo con mi sello, acá no hay un aguayo enmarcado, como suelen decorar los hoteles. Es una casa acogedora, la gente se emociona acá”, cuenta Francisca.
La casa –proyectada por el arquitecto Leo Carreño– está hecha en adobe, combinando lo tradicional del material con técnicas actuales, como refuerzos de madera en marcos, pilares, vigas y techos planos impermeables para las lluvias, lo que la hace resistente al clima y a los sismos propios de Chile.
En su interior la mezcla de lo moderno y lo tradicional son su hilo conductor, combinando arte, piezas antiguas y artesanía de la zona. La mesa del comedor la compró en el Parque de Los Reyes y en las paredes se pueden ver obras de Nemesio Antúnez, Claudia Peña y Bárbara Martinolla.
Una de las piezas que destaca es una que ella misma ideó. Se trata de una intervención en base a pequeñas llamas tejidas de la zona que está en el dormitorio principal. “Amo la repetición como decoración. Lo hizo un amigo con hilo de pescar para que quedara firme”, cuenta.
En la entrada destaca un gran jarrón que le regaló su hermano mayor, que compró en Nueva Costanera hace mucho tiempo. “Los vendían, pero eran brillantes. Yo elegí el que estaba afuera en la intemperie. Las vendedoras no podían creer que yo quería ese: el opaco, sin brillo”, recuerda Francisca.
Su cocina
Tal como pasa en la cocina del Adobe, en la cocina de Francisca no faltan los ingredientes locales ni las hierbas frescas. ¿Una receta infalible? Su snack de patasca de maíz, que hace friendo granos de choclo de guarda (previamente hidratados y cocidos por 10 horas en agua fría), que luego sazona con sal y merquén.
Además, confiesa que en su cocina no pueden faltar los tomates. ”Me gustan tanto que me da hasta culpa comerlos fuera de temporada”, dice. Y tampoco los productos del mar. “Por hoy mis favoritos son los tempuras de picoroco que acabamos de estrenar en el Naoki”, cuenta.
Sus imperdibles en San Pedro
1. Mercado Blanco
Un espacio que permite conocer oficios y arte locales acompañado de comida en un lugar integrado.
En Instagram, @mercadoblanco.spa
2. Visitar el estudio de la ceramista Tatané Durán
La artista, que lleva 35 años dedicada a la cerámica en San Pedro de Atacama, recibió este año el Reconocimiento a la Excelencia para las Artesanías de América del Sur, otorgado por el Consejo Mundial de Artesanías Región Latinoamérica (WCC-LA) y ha ganado el Sello de Excelencia a la Artesanía en 2019 y en 2022. Durán desarrolla un trabajo arraigado en las tradiciones y cultura de la zona.
En Instagram, @ceramicatatane
3. El pan de La Franchutería
Croissants, baguettes y bollería típica francesa se mezclan en este café fundado por el francés Arthur Becker, que recibe a sus clientes en un exquisito patio. Además, es el mismo pan que los huéspedes de Casa Luna comen al desayuno calentito en la mañana.
En Instagram, @lafranchuteria
