Desde niño, Rodrigo Bravo recuerda su fascinación por los materiales de sus juguetes Playmobil. “El brillo, los materiales y la estética siempre me llamaron la atención”, confiesa. Esta admiración por la calidad en la confección de cada pieza se complementó con los viajes al campo de su tío, donde él y sus hermanos aprendieron a trabajar con madera y cuero, fabricando cuchillos y hondas. “Hoy entiendo que esas experiencias fueron definiendo mi visión”, reflexiona.
Junto a su cuñada y un socio, decidieron aventurarse en el mundo del diseño de muebles de madera. “Fue nuestro primer medio para expresar el pensamiento de diseño contemporáneo que compartíamos”, añade.
Durante esa etapa, profundizó en la carpintería tradicional y en el uso de materiales nobles, creando una serie de muebles que les otorgaron reconocimiento y los llevaron a participar en varias ferias en Europa. Pero transportar y exportar muebles a baja escala era muy complicado, por eso decidieron enfocarse en el diseño de objetos, capitalizando los mismos valores de diseño en una escala más manejable.
Así nació la serie de cuencos La familia, piezas hechas en madera y cobre, que logró gran relevancia en galerías y que actualmente se vende en varias tiendas internacionales, como Artificios, en Londres. “Ambos materiales estaban muy en boga y resonaron bien con el público”, añade Bravo.
Hoy Rodrigo lidera Bravo (@bravo_estudio), estudio de diseñadores enfocado en la arquitectura y el diseño de interiores. Han llevado a cabo proyectos destacados como la tienda y espacio expositivo Onlyjoke Store en Parque Arauco, la renovación de Maña Café en el centro de Santiago, y el reciente diseño interior para Needle, una tienda de vinilos en el MUT.
Además, Rodrigo desarrolla su práctica personal en la creación de objetos y mobiliario, enriqueciendo así las ideas del estudio. Los últimos años ha expuesto en prestigiosas galerías neoyorquinas como Chamber y Matter, y este año fue incluido en el libro Designed for Life: The World’s Best Product Designers de la editorial Phaidon, que reúne a los mejores diseñadores del mundo.
Desde muy joven es profesor en la Universidad Diego Portales, en un taller donde intenta plasmar sus ideas a los alumnos y desafiarlos en las concepciones establecidas que tienen respecto de los objetos cotidianos que nos rodean y el mobiliario del futuro. “El diseño es una practica que todo el mundo desarrolla, bien o mal, pero que es básicamente tomar decisiones”, explica.
El uso de piedras, metales, madera y resinas ha sido clave en el desarrollo de su obra. En la actualidad, Rodrigo está trabajando en una nueva serie de muebles hechos en aluminio, que serán comercializados en Copenhague. Este material es manipulado con tecnología digital, utilizando cortes de alta precisión y control numérico. Aunque este material se asocia más a la industria que al mobiliario, Rodrigo le otorga una nueva interpretación al plegarlo y cortarlo, logrando un acabado arenoso que entrega un color uniforme, sin necesidad de barnices ni aceites.
Su enfoque, dice, ha evolucionado, dejando la producción en manos de otros y enfocándose en diseñar. “No quiero ser un productor de objetos; me apasiona el diseño y en eso quiero centrarme”.
Con cada nuevo proyecto, Rodrigo continúa explorando las posibilidades del diseño contemporáneo, de descubrir nuevos materiales y hacer que las personas logren un compromiso con sus objetos, una variable intangible que muchas veces es emocional o está ligada a su eficiencia. “Estoy en una búsqueda constante por lograr ese equilibrio y que las personas quieran atesorar, guardar, mantener, reparar y heredar los objetos que diseño”, agrega.
