Buscando tranquilidad y una vida junto a la naturaleza, Daniela Vera, artista textil y Diego Daiber, arquitecto, llegaron desde Santiago a vivir al sur el año 2018. Tenían un terreno cerca de Puerto Varas, Daniela se crió en el sur y querían también estar cerca de su familia.
Diego Daiber con su socio David Aceituno habían armado la oficina Daiber & Aceituno Arquitectos en el 2015 y durante un tiempo remodelaron varias casas en el barrio Yungay, además de hacer muebles. Además David es luthier, así es que para ambos la madera es una pasión más que un simple material, que conocen y saben cuidar a la perfección.
La casa, diseñada por Diego y David, fue construida en tan solo seis meses. Se trata de un volumen compacto, elevado sobre fundaciones arqueadas que minimizan el contacto del terreno y protegen la superficie en la que se construyó, un denso y rico bosque en la región de los lagos. Otro arco se repite más imponente en la entrada, como una invitación a conocer este hogar.
En el primer nivel, donde están las áreas comunes de la casa, las aperturas son reducidas, reforzando la idea de refugio y manteniendo la luz tamizada que viene del bosque. En el segundo piso están los dos dormitorios y un baño, separados por un vacío central que actúa como el corazón del proyecto.
Este vacío crea una doble altura, que es dominada por una lucarna que, al combinarse con dos ventanas ilumina los dormitorios y un amplio ventanal orientado al norte, que permite captar la luz en un entorno naturalmente sombrío. Frente a este ventanal, hay un espejo empotrado en el balcón del segundo piso, que actúa como una ventana interior, reflejando y amplificando la luz hacia el primer piso.
Las obras de arte de miembros de la familia y amigos artistas están por toda la casa, además de los muebles que Diego fabricó con maderas recicladas en el taller, que se ubica junto ella. Este espacio fue el primero en levantarse en el terreno y hoy es donde Daniela Vera fabrica sus piezas de arte textil y Diego esculturas en madera. Este lugar también mantiene los principios de levantarse sigiloso y respetuosamente con el bosque que lo rodea.
Así como sin querer interrumpir el bosque, sacándole el máximo provecho a la luz y el entorno, se levanta esta casa, sencilla y regular, que mediante tres operaciones claves —los arcos en sus fundaciones, el portal de acceso y el vacío central— establece un diálogo con el entorno que la acoge.
