Cada detalle del hotel Wara lleva el nombre de Susana Aránguiz. Ella es la dueña, arquitecta, decoradora y paisajista. Desde que llegó al norte en 1984, esta ingeniera en construcción comenzó a desarrollar una arquitectura orgánica, basada en las técnicas que utilizaban los aymaras. Susana rescató el antiguo sistema de quincha –con ramas y barro– y desarrolló un mecanismo de techumbre de totora, el que ha implementado en otros de sus proyectos, como la viña Tabalí y el hotel Awasi, y que ahora usó para Wara.
Tanto la arquitectura como la decoración buscan rescatar la historia antigua de Copiapó y de la región de Atacama. “Gracias a la minería, la región tuvo –y está teniendo– días de apogeo. Antiguamente con la plata y hoy con el cobre. Esto nos inspira y enorgullece, ofreciendo un estilo de turismo de lujo con raíces patrimoniales, poniendo en valor nuestros materiales y culturas ancestrales”, cuenta Susana.
Puertas de 1800, lámparas de lágrimas y tinajas de la época colonial se entremezclan con el adobe y los colores de las mantas y aguayos, muy propios de la zona. Hace años que Susana recorre anticuarios de distintas ciudades en busca de objetos especiales y de gran valor para su hotel.
En Wara el lujo está en la simpleza de cada detalle, en la perfecta mezcla entre lo ancestral y las comodidades de la modernidad. Cada una de las siete habitaciones cuenta con un patio y una terraza privada, en donde nada ni nadie interrumpe la tranquilidad y la paz del entorno natural. Combinar esta calma con un rico masaje en el spa es igual a relajo absoluto.
Acá el buen tiempo está casi asegurado –hay sol la mayoría de los días–, lo que permite muchas actividades al aire libre. Las excursiones al Mar de Dunas son un imperdible, se puede visitar una quebrada desconocida en donde hay pinturas ancestrales, hacer picnics o ascender al cerro Medanoso –la duna más alta de Chile–, en donde la vista es espectacular. Para los que les gusta la adrenalina, hay paseos en buggy.
El restorán ofrece una rica cocina fusión acompañada de una exclusiva carta de vinos. Carnes, pescados y mariscos –frescos de la zona– son preparados con un toque de estilo nortino por los chef Carlos Díaz, Javier Madrid y Jorge Barría.
Acá las estrellas se ven mejor que en cualquier otro lugar del mundo –de ahí el nombre Wara, que en aymara significa estrella–. En medio del desierto, al calor de los fogones, con un silencio que se hace respetar –sólo se escucha la voz del astrónomo que guía la visión–, mirar el oscuro y estrellado cielo de Atacama es un panorama que hace sentir en otra dimensión. Como anécdota, Susana cuenta que el hotel fue inaugurado el 1 de febrero de este año por el elenco de la película Los 33, quienes se quedaron un mes y medio. Fue tanta la fascinación de Antonio Banderas por el hotel que le prometió volver…