Durante la pandemia muchas personas alrededor del mundo empezaron a cultivar distintas verduras en sus casas, convirtiéndose no solo en una nueva alternativa de consumo más sustentable, sino también en un interés que ayudó a soportar las largas jornadas de confinamiento. Ver germinar una semilla, estar ahí mientras crecía y finalmente llevar los alimentos a la mesa fue casi más adictivo que ver una maratón de Netflix. Lo mejor es que, aunque ya podemos salir, el interés se ha mantenido y siguen naciendo nuevos huerteros urbanos listos para cultivar en terrazas, balcones y jardines. Aquí, dos alternativas diferentes para iniciarse en el mundo huertero.
Los prácticos kits de Kiri
Kiri Huertos es un proyecto que nació en plena cuarentena y ofrecen kits de cultivo que se arman pieza por pieza para que el proceso huertero sea fácil y entretenido desde el principio. “Lo que queremos transmitir es que todo tipo de persona tenga la oportunidad de vivir la experiencia de cultivar sus alimentos, en casa o departamento”, explica Juan Diego Sone Scassi-Buffa, creador de Kiri Huertos.
Este emprendimiento tiene un pack completo para vivir esta experiencia de manera exitosa: el pack incluye un video instructivo de armado (al que se accede mediante un código QR) y una ficha técnica de cada cultivo, donde se explica cómo plantarlo, regarlo, cuáles son los cuidados generales y cómo tratar plagas y enfermedades orgánicamente.
Todos los kits incluyen tres productos: las piezas del huerto fabricadas en madera de pino impregnado naturalmente con tinta orgánica y cera de abejas; un sustrato hecho de piedra pómez, turba y corteza de pino, componentes específicos para el cultivo de hortalizas, hierbas y flores y, por último, vienen los plantines, que son plantas ya germinadas, listas para trasplantar al sustrato y regar. El huerto de exterior es de 80 x 80 cm y se instala directamente sobre la tierra, utiliza 150 litros de sustrato, incluye 12 plantines y cuesta 85 mil pesos. Los otros dos modelos son más pequeños (perfectos para departamentos) y vienen con una mesa de cultivo y 12 plantines, cuestan 72 mil pesos.
En Instagram, @kirihuertos.
Los invernaderos de la arquitecta Fernanda Meyer
Fernanda Meyer es arquitecta y fundadora de Modo Invernadero, donde crean módulos móviles pensados para que los vegetales alcancen un gran tamaño, puedan resistir los cambios de temperatura y crear nuevas estaciones de cultivo, ya que el invernadero es un acelerador de crecimiento. Este proyecto trabaja con modelos combinables: la idea es cambiar los módulos y combinarlos entre sí para una mayor eficiencia en el cultivo. Los invernaderos se venden por sí solos y el cliente se hace cargo de la instalación por medio de un manual.
El foco de Fernanda es que el cliente sea capaz de sustentar por sí mismo una huerta. “Hay emprendimientos que te ofrecen la mantención de tu huerta, pero nosotros no buscamos eso, queremos que cada uno aprenda a cultivar sus propios vegetales”, dice Meyer. Así nació la fusión con Chile Huerta (@chilehuerta, otro imperdible para quienes se inician en este mundo), con quienes instalan los módulos de la huerta completa que incluye el riego, almácigo, sustrato y una asesoría para que el cliente sepa cómo llevar a cabo el cultivo.
Los precios van desde los 98 mil pesos hasta 1 millón 300 mil, dependiendo de la envoltura y el tamaño. El más barato es el PVC de invernadero, que dura de 2 a 3 años y que luego necesita un recambio; el PVC transparente dura 4 años antes del recambio y el policarbonato laminado dura 10 años (e incluso más) con un buen cuidado. La materialidad de los módulos y huertas se trabaja en madera tratada con pinturas orgánicas libres de petróleo. Tienen tres puntos de venta: Alto Huerto, en Macul, Casa Monstera, en La Reina y Kongin, en Vitacura.
En Instagram, @modoinvernadero.