Hay dos hitos casi continuos que hacen que la carrera y la fama de Jacques García se empine en la cima y que lo transforma en un ícono para el diseño de interiores a nivel mundial. Primero, estuvo a cargo de la residencia particular de 6 mil metros cuadrados del Sultán de Brunei en la Place Vendôme de París. Luego, la masividad llegó con el Hotel Costes, que se convirtió en el hotel de moda en toda Europa y donde se hizo popular el “estilo García”.
A partir de ahí se han sucedido trabajos en hoteles, restoranes, casinos y residencias particulares alrededor de todo el mundo. La ostentación de lo clásico mezclado con el gusto por lo moderno son su marca registrada. Uno de sus proyectos más recientes y que es todo un must al visitar la gran Manzana es Albertine, la librería más bonita de Nueva York, lo que no es poco decir. Desde que abrió sus puertas en 2014, con el apoyo de los servicios culturales de la Embajada de Francia en Nueva York, este lugar se ha transformado en un imperdible.
En plena Quinta Avenida, en la llamada “milla de los museos”, específicamente a la vuelta de la Neue Gallerie, se ubica la antes conocida mansión Payne Whitney. Al entrar, un ovalado recibidor de mármol y una réplica de una escultura de Miguel Angel reciben a las visitas. El edificio de estilo renacentista fue completamente remodelado en su interior por Jacques García, quien lo convirtió en un lugar acogedor, pero por sobre todo muy elegante. Sillones de felpa color esmeralda, bustos de Diderot, Voltaire, Molière y Balzac, traídos desde los talleres del Louvre, mesones de madera oscuros y brillantes, grandes lámparas de seda amarilla y en el cielo de la Sala Proust, ubicada en el segundo piso, un azul espectacular con constelaciones doradas y signos del zodiaco.
Aquí es donde se pueden ver, semana a semana, ya sea en lanzamientos o simplemente visitando la librería, a escritores de la talla de Salman Rushdie, Siri Hustvedt y Gay Talese. Y el catálogo es también bastante impresionante: desde poesía, una buena colección de libros infantiles y las últimas novedades de Emmanuel Carrére, Amelie Nothomb y Lydia Davis, hasta buenos y lindos libros (de esos perfectos para los amantes de la decoración), son los que se pueden encontrar en esta librería que debe su nombre a uno de los personajes de Marcel Proust.
Albertine ocupa un edificio que pertenece al estado francés desde 1952, cuando el consejero cultural de ese entonces, el antropólogo Claude Lèvi-Strauss, convenció a sus compatriotas de comprar la propiedad. Con tanta historia, es imposible no querer conocer esta librería en la próxima visita a Manhattan, todo un homenaje de Jacques García –uno de los principales embajadores de su país en el mundo– a la cultura francesa en Nueva York.