Música en vivo, buena comida y cocina abierta hasta la madrugada son tres ingredientes que no son tan fáciles de encontrar en un solo lugar en Santiago. Intentando cambiar este paradigma abrió sus puertas hace algunas semanas el bar y club de jazz Backroom Bar, sede local del club del mismo nombre que sobresale en las noches de Buenos Aires.
Ubicado en plena Providencia, de entrada ya sorprende con una cuidada decoración que estuvo a cargo del estudio Grisanti & Cussen donde no hay detalles al azar. “Diseñamos un espacio cálido y atemporal, con una iluminación muy cuidada y tenue. En el centro, un escenario de estética drámatica y teatral”, cuentan los interioristas. “Se pensó en un lugar que evoque la música y las bandas de jazz en vivo. Para eso desarrollamos grandes murales estilo años 20 junto a libreros que dan la sensación de estar en un club”.
Sofás curvos y grandes piezas de arte logran crear ese ambiente clásico de los antiguos clubes de jazz, perfecto para disfrutar de la música en vivo. Y es que todos los días de 21 a 23 horas –y sin costo adicional– hay bandas para acompañar las noches santiaguinas. Además del salón interior, hay una terraza dominada por una larga barra, plantas exuberantes y unos faroles con velas que le dan más vida y ambiente al lugar.
Todo esto está acompañado de una cuidada oferta de comida y coctelería de autor que está disponible hasta las 2 de la madrugada los fines de semana y hasta la 1 en la semana, invitando a disfrutar con relajo y sin apuros en el lugar.
La carta liderada por el chef Alejandro Zamora (ex Sheraton, 27 años) ofrece una amplia variedad de entradas y piqueos para acompañar las veladas de música, con mezclas frescas y sabrosas. “La carta la diseñé inspirándome en la clásica cocina francesa antigua combinada con una explosión de sabores. Acá cada bocado es una experiencia para todos, desde las mollejas y el pulpo hasta las preparaciones veganas que tenemos”, cuenta el chef.
Destacan entradas como el tostón de mozzarella de buffala ($9.900), el hummus de edamame ($9.800) o el baba ganoush ($9.500), los que van acompañados con elaborados cócteles saborizados con lavanda, miso o arroz tostado que, mezclados con diferentes destilados y vinos, logran combinaciones sorprendentes. Tampoco faltan clásicos como una piscola o un gin. Mención aparte al servicio, agua que se ofrece constantemente y una atención preocupada marcan la diferencia.
Junto a una oferta de jazz en vivo que cambia todos los días, el lugar está abierto todas las noches de lunes a domingo, ofreciendo un espacio estético, ondero y con comida rica. “No porque sean las doce de la noche solo hay que comer frituras o comida al paso, acá la cocina abre hasta tarde con preparaciones de primer nivel”, sentencia Zamora.
Backroom Bar está en Pérez Valenzuela 1470, Providencia.
En Instagram, @backroombar.cl