Una invitación desde la Facultad de Arquitectura de la Universidad San Sebastián (sede Patagonia) fue el puntapié inicial de “REFUGIO, arquitectura desde el sur de Chile”, la primera monografía de la oficina que Nicolás del Río fundó en 2012, DRAA, y que desde entonces ha ido sumando una serie de proyectos, cada uno con el mismo sello característico: la preocupación por una obra sostenible, que responda al encargo y a los recursos disponibles.
Para esta monografía se eligieron 18 obras, de tamaño menor, la mayoría de ellas ubicadas en el sur de Chile y construidas en los últimos ocho años que del Río estuvo viviendo en Frutillar y que significó una etapa clave para su oficina: fue gracias a esa incursión que DRAA comenzó a especializarse en construcciones en esas latitudes, pero sin descuidar otras zonas como Santiago e incluso Francia y Berlín.
Esa versatilidad queda demostrada a medida que avanza el libro, que comienza con una selección de refugios para luego dar paso a proyectos más grandes y en otros territorios, finalizando con un compendio de otros catorce proyectos– más grandes y algunos inmobiliarios– que se muestran de manera resumida.
“Se puede hacer arquitectura de interés desde otras partes también– algo anti-centralización – así que más que aportar en específico, es una invitación a conocer otras posibilidades de trabajar”, cuenta Del Río sobre la inspiración de este proyecto que lideró junto a Ignacio Saavedra, director de la Escuela de Arquitectura de la USS Patagonia.
El concepto de refugio es algo que ha rondado el trabajo de del Río desde sus comienzos como arquitecto, gracias a un refugio familiar en Farellones. Esta idea le sirvió de base para construir un imaginario arquitectónico y, a la vez, una manera de ejercer la profesión ya que combina dos ideas, construcción y cobijo: “Es una capacidad de ver la arquitectura compleja, es algo que traspasa el refugio como lo entendemos; lo trabajamos en otros proyectos de otra escala y tipología. Es una preocupación permanente porque la arquitectura contenga, de manera correcta e intencionada, momentos y experiencias contenidas, muchas de ellas memorables”, señala el autor.
En este ámbito, el sur de Chile tiene bastante que decir. Sus requerimientos climáticos hacen que la contención sea, además de algo relevante, más visible que en otros lugares, conectando materialidad, texturas y sistemas constructivos específicos.
Para Saavedra, este libro– la tercera monografía que editan como Escuela de Arquitectura– responde al propósito de la institución por difundir reflexiones que aporten y afecten a la profesión, pero que también presenten un contraste:
“Con esta publicación continuamos promoviendo una reflexión pausada, pero no por eso desprovista de intensidad, sobre la arquitectura, la ciudad y el territorio. El trabajo de DRAA se caracteriza por una rigurosidad técnica y una consistencia intelectual que se refleja en una serie de proyectos concebidos por un oficio sensible, preciso y cuidadoso”.
Cuatro invitados, cinco textos
Además de las 18 obras, el libro contiene las reflexiones de cuatro invitados: Kliwadenko Novas, que presentan una visión del perfil de oficina («No claudicar»); Guillermo Acuña, sobre su relación con del Río y sus proyecciones en cuanto a las distintas etapas de la vida («Una obra hecha de lluvia»); Felipe Camus, como socio de DRAA, narra acerca del método y temas de interés de la oficina («Materia, medida, proporción, emoción”); e Ignacio Saavedra («Construyendo un Refugio»). Todos ellos se suman a la propia narración de del Río– “Historias de tres refugios”, sobre las construcciones que marcaron su vida y su carrera– para completar la publicación.
El libro, que además cuenta con fotografías de Marcos Zegers y Felipe Camus entre otros, se lanza el 16 de enero en MUMO, el Museo de la Motocicleta (en la imagen) impulsado por Francisco Maturana y obra de DRAA en Puerto Octay.