La obra de Javier Toro Blum se ha nutrido de la poesía, de la arquitectura, del diseño y la psicología. Todos esos caminos y búsquedas personales confluyen en una carrera artística que ya acumula una decena de exposiciones en Chile y el mundo.
«Entre la luz y la oscuridad», su más reciente exhibición, se desarrolla en Lo Matta hasta el domingo 22 de diciembre y está compuesta por más de veinte obras, en su mayoría inéditas y creadas especialmente para esta muestra, porque para Toro el espacio donde se despliega su obra es también parte de la obra.
“Me gusta el espacio arquitectónico, el espacio del paisaje, el espacio sideral. Me gusta ese lugar vacío que uno habita, donde uno se mueve. El espacio es libre y eso es muy atractivo porque está lleno de oportunidades, puede ser todo al mismo tiempo”, explica Toro Blum, para luego poner como ejemplo esta última exposición, cuyo punto de partida fue precisamente el lugar: una sala muy larga que, por lo mismo, inevitablemente obligó a trazar un recorrido lineal.
A través de él es posible ir revisando las diferentes técnicas usadas por el artista durante estos años las que, a su vez, construyen un diálogo distinto con el espectador debido a la diversidad de formatos: al avanzar por el lugar se van abriendo capas de toda la obra lumínica y la misma arquitectura se transforma en la caja de luz. Pero también la muestra contiene objetos como acuarelas o bocetos, las que obligan al espectador a acercarse al objeto. Así, la persona ya no está dentro del mecanismo, sino observándolo. Dos experiencias distintas dentro de la misma exposición.
En estos quince años Toro Blum ha ido construyendo un trabajo en torno a la dualidad entre luz y oscuridad– el comportamiento de ambas, la necesidad de que exista una para que también exista la otra–, una reflexión donde convergen la arquitectura, el espacio y cómo las personas se relacionan con él al enfrentarse a la combinación de luces, sombras y perspectivas que crea el autor en sus obras. Un diálogo que también provoca una respuesta emocional.
“Me interesan ciertos problemas psicológicos de la proyección del inconsciente e intentar conectar con lados más emocionales. A pesar de ser un trabajo de lenguaje súper simple hay una respuesta del cuerpo y de la mente que está pensado en la obra, partiendo desde la escala, los puntos de vista, de qué manera se relaciona con tu propio cuerpo, cómo se proyecta el campo de visión” señala el autor.
Mientras que la luz llena el espacio, en la oscuridad cada uno instala lo que quiere. Desde esa premisa (física, pero sobre todo psicológica) Javier Toro Blum busca entregar con sus trabajos no un relato específico sino más bien las condiciones para que se active una respuesta en quien mira, creando espacios u objetos donde ambos fenómenos– la luz y la oscuridad, lo consciente y lo inconsciente– se tensionan.