El mes pasado el arquitecto y paisajista chileno Nicolás Sanchez obtuvo el primer lugar en la quinta edición de la VI Bienal Latinoamericana de Arquitectura de Paisaje (BLAP) en la categoría “Obra construida, residencias y conjuntos habitacionales”, por su proyecto Parque Chauquén, Panguipulli. Este certamen es un encuentro para tejer diálogos y compartir miradas sobre el paisaje local y regional y se realizó en Medellín, Colombia.
Chauquén es un parque de 8 mil m2, que conecta diversas viviendas a través de una red de senderos que más que vías, se plantean como posibilidades para explorar un entorno y toda la vida en comunidad que se genera gracias al lago, la playa, el muelle y el quincho.
Lo interesante del proyecto de Nicolás Sánchez, es que recompone un paisaje degradado y crea la posibilidad de recorrer un área de bosque y borde de lago. Por ejemplo, como la zona húmeda existente en el terreno que fue transformada en una serie de espejos de agua que otorgan una atmósfera serena y contemplativa.
“Hay varios temas que se cruzan en este proyecto, un buen diseño y aprovechamiento del espacio, lo que se refleja en que la arquitectura y la naturaleza se funden y se incorporan a un paisaje mayor”. También están el respeto por la vegetación existente al incorporar elementos como el agua en un recorrido que lo hace único”. Estos factores, cree, le valieron el primer lugar del BLAP, ya que en síntesis, “pone en valor el espacio y recupera un lugar degradado”, dice Sánchez.
Entender el paisaje, dónde se inserta un proyecto y sentir cuál es la intervención correcta son claves para él. ¿Cómo sabe cual es esa intervención precisa? “La respuesta tiene que ver con lo que me han comentado personas cuando han ido al lugar, incluyendo mi hijo que me dijo: “Me gustó el lugar papá, ¿Pero tú qué hiciste? Ahí sentí que estaba logrado. Cuando le mostré las fotos del antes, no podía creerlo.
Su visión, su filosofía tiene que ver con jardines naturales, sueltos, auténticos. Si bien el jardín o la intervención siempre es artificial, señala que trata “que esa intervención se vea natural y en mi visión tiene que ver con que ese espacio cuente con elementos del paisaje. Es intentar reinterpretarlo, teniendo claro que habrá zonas que nunca se verán naturales, por ejemplo las zonas de pasto”.
Lo auténtico, dice, se relaciona con no forzar las formas, “dejar que la vegetación haga su trabajo, que haya una vegetación un poco más silvestre y no tener podas excesivas. Es entregarle un poco el control a la vegetación y que ella se vaya acomodando en el lugar”.
Con una fuerte influencia de la fotografía y el dibujo al inicio de su carrera, reconoce que aprender a ver el paisaje a través de una cámara le permitió componerlo sin construirlo. “Poder observar, detenerme a disfrutar del tiempo, los aromas, el silencio y esa comunión con la naturaleza fue el motor que me llevó a intentar hacer paisajismo desde muy chico. El dibujo vino después y como necesidad de poder entender lo que estaba proyectando”; técnica que le obliga a pensar, ir sintiendo e imaginando lugares, cuenta, lo que le permite previsualizar lo que quiere hacer como intervención.
Para él, el jardín se vuelve un refugio, “el lugar al que quiero llegar para volver a conectarme. Es entrar en ese lugar que me da paz. Prefiero que la naturaleza se exprese, borre las líneas de lo construido y nos invite a participar de ella”.
Eficiencia en Tiempos de Escasez Hídrica
Hoy Nicolás ve que en materia de paisajismo en los países desarrollados hay un auge por investigar y probar especies resistentes al déficit hídrico, más resistentes a plagas y enfermedades y una búsqueda de nuevas estrategias que permitan disminuir la mantención de los jardines. “Hoy se incorporan especies de flora nativa, pero también muchas especies exóticas, por lo que siento que hay más bien una búsqueda de hacer jardines más eficientes y sostenibles. Muchas de estas tendencias pueden ser más o menos exitosas, por lo mismo estudiarlas e investigar cómo funcionan en nuestro país es clave”
Considerar el déficit hídrico como variable a la hora de diseñar jardines es fundamental si queremos que perduren en el tiempo, explica, pero aclara que eso no implica que todos los proyectos terminarán viéndose iguales.
“Para mí cada jardín debe tener una arquitectura propia y esa base hará que tengan su propia identidad. Previo a la selección vegetal hay muchos elementos en su construcción que los harán únicos. La arquitectura del jardín va a ser nuestro esqueleto y éste siempre puede ser diferente y con una identidad propia. Es la primera capa sobre la que pondremos las demás y hay aún una amplia paleta vegetal que podemos utilizar, por lo que no creo que repliquemos jardines o al menos no es algo que yo vaya a hacer”, finaliza.