Arte y Diseño

Sebastián Errázuriz: sobre inteligencia artificial y nuevas narrativas

El artista chileno, conocido por explorar distintos formatos y plataformas para plasmar sus ideas, esboza un nuevo camino en su carrera: generar nuevas conversaciones en un mundo que está cambiando a un ritmo sin precedentes. 

Desde Nueva York, Sebastián Errázuriz (1977) se conecta a esta entrevista que, se suponía, era para hablar sobre su último libro, Sebastián Errázuriz 2004-2024: Art-Design, una monografía a propósito de los veinte años que suma como artista y diseñador

Pero la conversación fue girando hacia el estado del arte y también hacia una pesadilla que lo acompaña desde hace diez años: la inteligencia artificial, tema que ve con pésimos ojos y que también plasmará en un libro. “Estoy obsesionado con esto desde hace una década. Pero como no tengo un doctorado en ingeniería o informática, necesitaba poder apoyar el libro con otro que tuviera todo el peso de mi trabajo, donde ya tengo todas las credenciales. Entonces la monografía fue hecha literalmente para poder acompañar al libro sobre IA y enviarlo a gente importante, para que dijeran ‘wow, hay quinientas páginas de trabajo, esto es un libro de peso’. Hay un montón de trabajo, pero fue netamente una jugada estratégica”, señala Errázuriz.

Entre esas credenciales se encuentran obras subastadas en Sotheby’s y exhibiciones en museos de Helsinki, Alemania y Nueva York, reconociendo así una trayectoria que se ha caracterizado por la creación de objetos de diseño, pero también por obras que irrumpen en el espacio público para generar un diálogo, como el árbol que plantó en el centro de la cancha del Estadio Nacional para recordar su historia como centro de detención y tortura para el golpe de Estado, o pequeñas placas de bronce con la leyenda “Sebastian Errazuriz Studio” que instaló en emblemáticos edificios parisinos como el Petit Palais, tocando de una manera sutil e irónica temas como la propiedad y el uso del espacio desde el arte.  

En 2006, Sebastián plantó un magnolio de 10 metros de altura en medio del Estadio Nacional.

 

IA: Inserte aquí su artista favorito

En el libro sobre inteligencia artificial (AI Maze), que será lanzado durante este año en Estados Unidos, Errázuriz tendrá un rol de moderador. Su tarea será echar a andar un tema con ideas originales sobre un área en particular (educación, derecho, pornografía, entre otras) donde luego, en la versión digital del libro, un motor de IA ayudará al lector a aportar sus propias opiniones, “de manera de poder enfrentarnos a los problemas de la inteligencia artificial haciendo un crowdsourcing de inteligencia humana”, explica Errázuriz. 

Esta fue su manera de enfrentarse a un escenario que ve como catastrófico. No es sólo la inteligencia artificial y su amenaza contra la imaginación humana, sino que suma además el nivel del arte en el mundo actual.

 

¿Como artista tu visión sobre la IA es pesimista o la ves como un aporte?

Mi opinión sobre el arte en general es pesimista, con o sin inteligencia artificial. Estamos en un nivel de mediocridad y corrupción altísimo que se ha ido dando por una serie de malos incentivos que hemos tenido en las últimas décadas”. 

 

¿A qué te refieres?

“Es como un one hit wonder en la música, no nos tomamos en serio a una banda que es un one hit wonder porque entendemos que un artista que no es capaz de reinventarse no es un artista tan bueno. Sin embargo, en las artes visuales casi todos los artistas más famosos y populares son one hit wonders, porque el arte dejó de seguir teniendo movimientos

Antiguamente los movimientos artísticos estaban amarrados a los contextos de los tiempos y así como avanzaba la ciencia, avanzaban la cultura y las artes, por ende eran más honestos, más un reflejo de lo que estaba pasando y nos preocupaba. En el Renacimiento, por ejemplo, la anatomía y la astronomía eran muy importantes y eso se veía en el trabajo de los artistas de la época. 

Hoy no hay movimientos de arte, son unos zombies resucitados de movimientos de otras épocas, los artistas dejan de innovar de manera profunda y honesta, en vez se posicionan y tratan de sacar una estética reconocible, eligen un movimiento preexistente y se convierten un poco en diseñadores”.

 

En marzo de 2019, Sebastián instaló la obra blu Marble en Manhattan. “Es un recordatorio de nuestra existencia milagrosamente frágil. Sitúa nuestra existencia en perspectiva a nivel global, como una pequeña partícula en el espacio, y nos invita a vivir plenamente, conscientes de nuestro tiempo limitado en este vulnerable y hermoso planeta”, declaró.

 

Y a eso se suma la IA…

“A eso se suma esta nueva tecnología que uno le puede decir ‘genérame una obra en el estilo de: inserte aquí su artista favorito’. Entonces uno dice cómo es posible que las artesque se suponía iban a ser las últimas áreas donde la inteligencia artificial iba a poder replicar quiénes somos, porque son una expresión de nuestras almas y sensibilidades sean replicadas de manera tan básica… Pero el rubro de las artes está tan corrupto que por eso reflejamos eso, lo que nos obliga a decidir si vamos a hacer un golpe de timón, un esfuerzo por volver a celebrar la creatividad, el riesgo, o si estamos dispuestos a regalar esto”.

 

¿Y ves algún artista intentando hacer este golpe de timón?

“No, ninguno. O no con el nivel de conciencia tampoco. Por eso estoy tratando de empujar el tema. Creo que todos siguen haciendo lo que han hecho siempre y a lo más están incorporando la inteligencia artificial como una herramienta, pero no están yendo más allá o pensando desde primeros principios, en decir ‘ok, este ha sido mi rol hasta ahora, pero con esta herramienta cuál debiera ser mi rol’”.

En la monografía hablas de una segunda etapa para tu estudio. ¿De qué se trata esta nueva etapa, tiene que ver con ese nuevo rol que mencionas?

“Creo que hay un rol muy importante en poder comunicar y seguir narrando historias. El arte tiene mucho de comunicación, de poner conectar, entonces tal vez ahora va a ser más importante generar narrativas que puedan hacer aportes en lugar de generar objetos como contenedores de un aporte.

Como humanos siempre nos han encantado las historias, hay un tema milenario con sentarnos en la fogata a contarnos historias mutuamente, es un hack cerebral que sigue funcionando aún más cuando dejamos de entender y reconocer el mundo en el que estamos. Más que nunca necesitamos nuevas historias para decidir qué es importante y qué no”. 

 

Entonces a partir de ahora vas a buscar generar estas conversaciones

“Sí. En ayudar a otros a imaginar”. 

 

Se dice mucho esto de lo conectados que estamos hoy, pero lo poco que realmente nos comunicamos… 

“Claro. Y se da el hecho también que antiguamente todos recibíamos información similar, todos teníamos, no sé, cinco canales de televisión, y daban por hecho que existía más o menos una verdad. Pero hoy cada uno de nuestros feeds retroalimenta aquello que nos gusta o que nos da rabia, entonces pasamos a sentir que esa es la realidad. 

En ese escenario, en una época donde aparecen videos o imágenes que uno no sabe si son reales, creo que es super importante poder creerle a alguien. En mi caso, hay gente que le caigo bien y gente que le caigo mal, es casi 50 y 50, pero generalmente me creen. Y para mí eso es preferible, porque hay algo de respeto en la honestidad que sigue aportando”. 

 

El escritorio Winged Victory (2022) está hecho de mármol vertido con una estructura interior de acero para combinar ligereza y resistencia.

 

Y esta mirada de las personas sobre tu obra, ¿sientes que ha ido cambiando en tus veinte años de trayectoria? 

“La gran mayoría de los artistas tiene estilos, temas e íconos reconocibles. Pero cuando uno hace arte, diseño, instalación pública, escultura, etc, es más difícil hacerse un espacio y que te tomen en serio. Cuando partí no era tan típico ser multidisciplinario, estaba todo enfocado en la especialización y aquel que trataba de hacer muchas cosas era mal visto.  

Afortunadamente eso con los años se va a acumulando, es más legible el mensaje en general. Hoy es más aceptado entonces se ha hecho más fácil, creo que en general todo es más fácil pero a la vez ya no me preocupa qué les importe o qué les guste”.

 

Pero más allá de gustar o no gustar, crees que hay más comprensión de tu obra? ¿Ocurre el diálogo quesupongo busca generar cualquier artista?

“Me debe pasar una vez a la semana que me paran y me dicen que les encanta lo que hago. Y siempre les agradezco y les pido me ayuden a editarme, por así decirlo, que me digan qué les gustaría que hiciera más. Y siempre me dicen que quieren que hable más, que siga comunicando ideas, eso pasa a estar por sobre si la idea misma o su ejecución les gustó. Hay algo ahí, un grupo de gente que se ha interesado en saber qué opina un personaje, que les entrega ojalá una perspectiva distinta que los ayuda a volver a mirar estos temas generalmente amarrados a la creatividad. Esa es una ventana que se ha abierto”. 

 

El libro de IA es un poco en esa línea, ¿no? Tú explorando otros formatos, pero siempre entregando una idea, tu mirada…

“Exacto. También este año empecé a hacer videos cortitos revisando proyectos que he hecho antes y es distinto explicar el tema en vez de haberlo dado por hecho. Creo que lo que a la gente más le interesa no es si inventé una nueva taza o una nueva forma de usar una escalera, sino el proceso de cómo llegué a ello y por qué”. 

sebastian.studio

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