Hace poco más de una década que Andrea Von Chrismar (@avonarquitectos) llegó a Puerto Varas, atraída por los galpones y la posibilidad de vivir como en un loft neoyorquino que no encontró en Santiago. Se dedicó a recorrer los alrededores del lago Llanquihue, buscando esas enormes naves de madera. Las fotografió y se convirtieron en su fuente de inspiración. “Me atraía la escala, la belleza del material y cómo pasaban desapercibidos en el paisaje”, cuenta. Así desarrolló una estrategia de diseño logrando reinterpretar estas estructuras para convertirlas en viviendas.
Sin haberlo planeado, un año después de mudarse al sur pudo construir una casa propia, que se convirtió en el proyecto modelo de todas estas ideas que venía pensando hace tanto tiempo. “En esa época yo hacía muebles y prestaba la casa para ferias, pero todos quedaban impresionados cuando entraban”, dice. Un showroom inesperado que impulsó más encargos en la región. A la fecha son más de 45 casas, que con una media de 4 construidas al año, la posicionan como una de las oficinas que más construye en nuestro país y una voz influyente en la arquitectura del sur de Chile.
Su obra se caracteriza por la simpleza estructural, techos altos, la búsqueda de luz (tan necesaria en el sur) y el uso de la madera. Prioriza las plantas libres, que va adaptando en base a los requerimientos de cada cliente, con espacios flexibles e integrados. “Lo que busco es aire, me carga la casa chata pegada a la cabeza”.
La influencia del galpón, dice, también es por el sentido común que sentía al imitar estas estructuras sencillas, objetos que parecen pertenecer al paisaje y en los que la estructura misma es la terminación. Es por esto último que la etapa de obra es muy importante para ella y dedica mucho tiempo a estar presente. “Me interesa que las cosas queden bien, el trabajo en madera es terminación, se ve todos los días y tiene que ser perfecto”.
En su primera casa, fue ella la que compró las maderas, los clavos y todos los materiales necesarios para la obra. Con el tiempo ha logrado consolidar un grupo de trabajo que mantiene hasta el día de hoy en su constructora
Al tener exteriores tan sencillos, es en el interior donde se van definiendo los gustos y personalidades. “Al final del día esto es una cáscara, donde adentro yo diseño cada una de las cosas que pienso una y otra vez”.
Esa manera de ser tan detallista y su constante búsqueda por mejorar la experiencia de habitar, la llevaron a incursionar hoy en el interiorismo. Sus clientes le pedían asesoría en muebles, lámparas y alfombras, por eso Andrea decidió, junto a una socia, formalizar este nuevo aspecto de su trabajo. “Me apasiona profundamente”, comenta. “Creo que la arquitectura se completa con el diseño de los espacios y la creación de momentos únicos”.