A fines de 2018, las arquitectas Marcela Larraín y Paula Hube empezaron a trabajar juntas. Primero con proyectos muy pequeños, como la remodelación de un baño de visitas o de una cocina. Después, la remodelación del departamento de un conocido. Y de a poco se empezó a correr la voz, hasta que finalmente, en 2019, armaron formalmente su oficina Roma Arquitectura. 

Aunque no se dedican exclusivamente a las remodelaciones –en 2019 estuvieron a cargo de todo el proyecto de la COP, que finalmente no se realizó– sí es una de sus especialidades. “A lo largo de estos cinco años nos hemos atrevido a abordar distintos tipos de proyectos. Hay unos que han sido mucho más complejos que otros, pero sabemos que lo podemos lograr, no porque nosotras dos necesariamente seamos expertas en el tema, sino porque sabemos armar equipo”, explica Marcela. 

Una de las remodelaciones de Roma Arquitectura (@roma_arquitectura) que ha sido más mediática es probablemente la de la casa de Connie Achurra, quien documentó gran parte del proceso en su cuenta de Instagram. En ED aprovechamos toda la experiencia de esta oficina de arquitectura para preguntarles qué es lo que hay que tener en cuenta antes de decidir remodelar una casa. Acá, sus consejos.

Foto Denise Heirman

Amor a primera vista, pero ¿por qué?

Las arquitectas dicen que una de las primeras cosas que hay que saber es qué es lo que enamoró a los dueños de casa del espacio y cuál es el nivel de intervención al que están dispuestos. “Una de las cosas en que uno se tiene que fijar es el por qué te enamoraste de la casa y qué cosas son rescatables. Antes del año 60 se hacían las casas Ley Pereira, que son las típicas casas de dos pisos con el baño debajo de la escalera y esas son unas casas con unos muros muy anchos, con una estructura muy robusta. Esas casas en general la gente las prefiere porque les gusta cómo son y las remodelaciones van un poco de la mano con mantener esa estética y tener los espacios que se usan hoy en día en una casa de ese tipo. No son remodelaciones tan extremas”, explica Marcela. 

Foto Estudio 99

En casas de décadas posteriores, es más fácil hacer una remodelación total, porque son casas más livianas, donde no es tan caro cambiar el estilo. “También nos tocan casos en que la verdad la gente compra prácticamente el terreno y la ubicación”, dice Paula.

Una persona, una casa

Algo que recalcan las arquitectas, es que es muy importante tener en mente cuáles son las necesidades de cada familia antes de partir con la remodelación. Por ejemplo, en el caso de Connie Achurra, tenía que ser una especie de casa/taller/cocina, pensada en lo que ella hace y en su trabajo. También han trabajado con otras personas que quieren una “casa comodín”, que se pueda adaptar a cualquier familia, pensando en venderla después.

“Cada remodelación depende del usuario y la gracia es que nosotras vamos proponiendo y estudiando en base a las necesidades específicas de cada cliente con el que estamos trabajando”, dice Paula.

Las cocinas son protagonistas

Foto Denise Heirman

Da lo mismo el tamaño y la envergadura de la remodelación, la cocina suele ser uno de los espacios más importantes al embarcarse en estos proyectos. “La cocina ha vivido una transformación brutal en los últimos años. Hoy la gente busca cocinas integradas que estén unidas con una salita de estar, o que tengan salida directa al patio, que tengan vistas, porque en muchos casos es el espacio principal de la familia”, explica Paula. 

Marcela explica que además es en la cocina donde los clientes están más dispuestos a invertir.

Siempre habrá sorpresas

¿Qué es más caro, remodelar o construir desde cero? La respuesta a esa pregunta es incierta, porque depende mucho de cada caso, pero lo que sí advierten Paula y Marcela es que al remodelar siempre hay que tener en cuenta los imprevistos o sorpresas. “Uno puede asumir que el sistema sanitario está bien, que las cámaras funcionan, pero empiezas a picar y te das cuenta que hay que cambiarlo todo”, dice Marcela.

Foto Estudio 99

Por eso, recomiendan sí o sí –y es algo que siempre hacen con sus clientes– tener un porcentaje del presupuesto destinado a imprevistos desde el principio. 

Tiempo y dedicación

“Las remodelaciones requieren que el cliente esté presente, porque se toman muchas decisiones en la marcha”, explica Marcela. “Esa es la gran diferencia con comprar una casa que ya está remodelada”, agrega Paula. “Se aliviana mucho la pega, pero la gracia de la remodelación es que tú puedes ir haciendo todo a tu pleno gusto y necesidad. Y también es muy interesante que los clientes se involucran mucho en el proceso”.

Foto Denise Heirman

Ojo con las tendencias

Cuando se reúnen con los clientes y empiezan a ver referentes, Paula siempre les hace una pregunta: ¿Qué es lo que quieres? Puede parecer simple, pero la idea es cuestionar qué es lo que les gusta de esa foto que están viendo. “¿Qué de eso te llama la atención? ¿Qué es lo que estás buscando con ese referente, con esa idea? ¿Te gusta el material? ¿Te gusta la distribución? ¿Te gusta el piso? Tratamos de entender el fondo, más allá de las tendencias”, dice Paula.

Con esta búsqueda, la idea es guiar a los clientes para que cada decisión sea coherente con lo que buscan, con su estilo de vida y también con la arquitectura general de la casa. “A nosotras siempre nos gusta hacerle un guiño al origen de la casa, tratando de recuperar algo o usando un material original. Hay muchas cosas que tienen valor, que hicieron profesionales antes que nosotras, y que vale la pena rescatar”.

El equipo es clave

Puede parecer obvio, pero tener un buen equipo de trabajo es crucial para que remodelar una casa sea una buena experiencia. “Hay que tener un buen equipo de diseño y de construcción. Nosotras nos hemos encontrado con errores fatales al ver casas que ya fueron remodeladas. Como se toman tantas decisiones, hay que tener criterio, conocimiento y hay que trabajar con especialistas de muchas áreas distintas. Muchas veces la gente por ahorrar decide hacer una remodelación con un solo maestro y termina saliendo más caro, porque hay errores que después hay que corregir sí o sí”, dice Marcela.

Foto Denise Heirman

Y más allá de lo técnico, las arquitectas reconocen que también es necesario tener un buen equipo que acompañe el proceso. “Las remodelaciones (y las construcciones también) tienen un componente emocional súper importante. Finalmente estamos acompañando a los clientes a cumplir unos sueños muy grandes, con un esfuerzo económico tremendo. Entonces parte de nuestro trabajo es también ser un poco psicólogo o terapeuta, mediar en los conflictos que van apareciendo y poner paños fríos a decisiones que pueden parecer tremendas”, explica Marcela.