Quemar madera para asegurar su permanencia en el tiempo puede sonar contradictorio, pero el método Yakisugi demuestra lo contrario. Utilizado durante siglos en Japón –usando únicamente madera de ciprés japonés–, esta técnica busca asegurar la durabilidad de la madera a través de una quema controlada. ¿Cómo lo logra? Eliminando de la capa superficial la celulosa que incorpora este material, evitando así la presencia de organismos que la puedan degradar a través del tiempo.
Si bien existen registros del uso de esta técnica desde el siglo XVIII en Japón, en los últimos años ha experimentado un boom en mercados occidentales que han reconocido en este método la utilización de materiales clásicos como la madera y su aporte estético. A estos atributos se suma la durabilidad asociada a tratamientos tradicionales, simples y respetuosos con el medio ambiente.
Utilizando ciprés japonés –madera que reacciona al calor de manera única–, esta técnica lo primero que hace es quemar la madera con un golpe de calor a aproximadamente 400 grados celsius. Al enfriarse se puede proteger el material con aceites, protectores naturales o pinturas especiales.
El Yakisugi en la arquitectura chilena
“Estábamos buscando un revestimiento exterior, idealmente de tono oscuro, para la estructura de acero de la ampliación de nuestro proyecto Casa Thor, en Providencia, y vimos en el Yakisugi una oportunidad para honrar esta tradición carpintera. Nos interesa mucho generar este tipo de sorpresas en nuestros proyectos”, cuenta Diego Grass, de GRASS+BATZ arquitectos (@grassbatz), quien además es profesor de arquitectura japonesa en el Magíster de Arquitectura PUC. Junto a la visualidad del material, el arquitecto agrega que la textura de la madera quemada también sorprende al acercarse.
Luego de su primera construcción con esta técnica, Diego reconoce que la madera es de altísima calidad. “Este ciprés japonés es el mismo material usado en todas las obras de arquitectura japonesa que hoy son patrimonio de la humanidad, como el Santuario de Ise o los pabellones de Nikko. Además, a diferencia de otras maderas, no requiere mantención una vez instalada y es muy resistente, lo que la hace conveniente como revestimiento para exteriores”, agrega.
En Chile su uso ya no se limita a casas, también se ha implementado en edificios en altura en Santiago. El arquitecto Cristián Izquierdo Lehmann (@cristian.izquierdo.l) ha impulsado su utilización en este tipo de construcciones. En 2021 inauguró el proyecto Pedro Navia, un conjunto de seis casas ubicado en Providencia donde incorporó esta madera. Ahora lo usará en dos proyectos más.
“Para que la madera quede al exterior y tenga una buena vejez, hay que tomar muchos resguardos, ya que debe quedar protegida contra el agua y el fuego. Hay pocos revestimientos que cumplan con la característica de tener carbón biogénico (aportando sustentabilidad de los proyectos) y tengan buena vejez, muchos son imitación, tienen una mayor huella ambiental o requieren mucha mantención”, contextualiza Izquierdo.
Para el arquitecto el ciprés japonés honra el paso del tiempo, va cambiando su tono, a diferencia de los materiales que imitan la madera. “No hay nada nuevo en quemar la madera, pero al no estar industrializadas los resultados son más inciertos. Al construir en la ciudad hay que trabajar con materiales que tengan una cierta garantía. Considerando todos los requerimientos que tenemos, al no requerir imprimante (barniz o cera), Yakisugi es un material que llega a obra y simplemente se instala, lo que en edificios urbanos funciona perfecto y logra un precio competitivo”, agrega.
Dónde encontrar Yakisugi en Chile
En nuestro país la empresa WoodArch (@woodarch_cl) representa a la fabricante japonesa Kyoei Lumber, que cuenta con más de 60 años de experiencia en la elaboración de maderas bajo tratamiento Yakisugi.
Esta madera funciona perfecto como revestimiento otorgando un acabado especial a las construcciones, ya que se caracteriza por una veta muy atractiva y un acabado que a la luz del sol proporciona un color negro intenso y profundo. “Viene lista para ser instalada, en distintos largos, pero la clave es su espesor de 15 mm, que es el específico que permite que el golpe de calor de 400 grados celsius logre el cambio en la estructura molecular de la madera que permitirá que ésta dure de 50 a 100 años”, explica explica Andrés De Solminihac , Managing Partner de WoodArch. De hecho, desde Japón les envían incluson los clavos para la instalación.
Si bien su uso principal es en exterior, donde se desarrolló para resistir de mejor forma las inclemencias climáticas, también es usada en interior, donde otorga un gran realce a los ambientes.