Es como si el tiempo se hubiera detenido. La perspectiva de los espacios que entrega el lente del fotógrafo italiano Massimo Listri es una diferente a la que estamos acostumbrados a ver en el mundo del interiorismo y de la arquitectura.
Sus imágenes producen silencio y asombro, emociones que surgen gracias a la luz y la simetría que inspira su trabajo. También, debido a la falta de personas en sus composiciones. Sus fotografías muestran algunos de los espacios más icónicos de la arquitectura completamente vacíos.
Los Museos del Vaticano, el Palacio Pitti y la galería Uffizi en Florencia, el palacio del Quirinal en Roma, el Palacio Real de Portici en Nápoles, el Hermitage de San Petersburgo, el Tarem Palace en Moscú, el Palacio de Versalles en París, el Palacio Topkapi y la Basílica de Santa Sofía en Estambul, la Sala del Trono en Bangkok, el Metropolitan en Nueva York, el Museo Experimental El Eco en Ciudad de México, el Teatro Municipal y la Biblioteca Real en Rio de Janeiro, el Auditorio Ibirapuera construido por Oscar Niemeyer en Sao Paulo, el Teatro Colón en Buenos Aires, son sólo algunos de los lugares a los que ha tenido acceso.
“Mi fotografía es una expresión de tranquilidad y silencio en esta sociedad caótica: un sentido de perspectiva y equilibrio”, asegura. Lugares majestuosos e interiores sagrados que no incluyen personas, pero que logran ser capturados tan vívidos como si las tuvieran. Es que para el italiano “es en estos espacios vacíos donde está el pensamiento y el genio del hombre”, nos comenta desde Florencia, donde vive.
Empezó en la fotografía muy chico. Gracias a su padre, que era crítico literario y periodista, Listri tuvo acceso a intelectuales, pintores y escultores. También, a libros y revistas que le dieron la oportunidad de descubrir el mundo del arte y la fotografía, y enamorarse de él.
A los 17 años ya colaboraba con muchas revistas dedicadas al arte y la arquitectura y, aunque comenzó haciendo retratos a grandes personajes –el cineasta francés René Clair, el escritor argentino Jorge Luis Borges, el artista mexicano Rufino Tamayo, el escultor inglés Henry Moore y el director de cine italiano Pier Paolo Pasolini, entre otros, posaron frente a su lente–, rápidamente los espacios se convirtieron en su principal interés.
En 1981 fundó la revista FMR, con el editor Franco Maria Ricci y Vittorio Sgarbi. Durante 20 años, esta publicación sirvió como el principal vehículo para mostrar sus ensayos fotográficos sobre castillos, villas, palacios, jardines, bibliotecas, conventos, teatros, monasterios y universidades.
En 30 años de carrera, Listri ha publicado más de 70 libros con editoriales en Europa y Estados Unidos. El último, The World’s Most Beautiful Libraries (Taschen), es sobre las bibliotecas más antiguas y famosas del mundo. Además, su obra ha sido expuesta en Roma, Milán, Florencia, Atenas, Londres, Nueva York, Bogotá, Lima, Buenos Aires, Santiago, Moscú, Taipei, Hong Kong y Bangkok, son algunas de las ciudades donde ha mostrado su trabajo. Hoy, prepara una exhibición en Shanghai y otra en San Petersburgo, además de dos libros nuevos.
La “búsqueda de simetría, luz y equilibrio” es su sello, asegura. También, la perspectiva, a través del punto de fuga. Grandes publicaciones han alabado su trabajo y lo han calificado como “hijo del Renacimiento”. Es que en su mirada y sus imágenes se puede ver el clasicismo de esa época; su lente trabaja con el anacronismo.