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Letargo Editorial: Un espacio independiente para la fotografía chilena

Nacido en Coquimbo, este proyecto y sus distintos soportes han ido evolucionando con un solo objetivo en mente: dar visibilidad y difusión al trabajo de fotógrafos nacionales.

En 2020, mientras estudiaba el último año de periodismo, y buscando dónde darle visibilidad a su trabajo como fotógrafo y al de otros como él, Felipe Muñoz se dio cuenta de la falta de espacios editoriales y medios especializados que existían para hacerlo. “Con más ganas e ímpetu que experiencia”, como explica él, decidió crear una plataforma que diera cabida a los trabajos fotográficos que emergían tanto en regiones como en la capital.

Lo que nació como Letargo Revista, hoy se ha consolidado bajo el nombre de Letargo Editorial: un espacio independiente para la difusión de la fotografía contemporánea en Chile. En estos cinco años de existencia, y bajo el trabajo de Felipe Muñoz como editor y director, Nicolás Hormazabal en la dirección de arte y diseño, y Katalina Cortes en la coordinación general de los proyectos, la editorial ha publicado el trabajo de más de 100 fotógrafas y fotógrafos de todo el territorio.

«Desde un inicio nos posicionamos como un proyecto regional, específicamente de la región de Coquimbo, una bandera que aún sostenemos y levantamos con mucho orgullo. Y si bien en un principio pusimos el foco en artistas de regiones, nos hemos dado cuenta de que en la Región Metropolitana hay mucho potencial que busca romper con la dinámicas típicas de los proyectos tradicionales. Por ello, en la actualidad nos centramos en trabajar con proyectos que se propongan subvertir el imaginario de manera atrevida, novedosa y auténtica», afirma Felipe.

Con los años, Letargo ha ido evolucionando hacia otras variables de manera orgánica. “Nuestros intereses personales y experiencias han ido nutriendo esta evolución. Si bien el proyecto comenzó como revista, dada nuestra formación como periodistas fotógrafos, a medida de que nos fuimos especializando comenzamos a crear cruces entre disciplinas que nos parecían importantes de posibilitar: cruces entre la fotografía y la literatura, la fotografía y el cine, la fotografía y la música, la fotografía y la editorialidad, entre otros”.

El proyecto hoy cuenta con distintos soportes. Letargo.cl es la plataforma web que funciona como repositorio del camino recorrido por la editorial. Ahí se publican entrevistas a fotógrafos y fotógrafas de toda Latinoamérica, reseñas y críticas de fotolibros chilenos y ensayos sobre fotografía e imágenes. “Es un espacio clave para descubrir el trabajo de fotógrafos contemporáneos, además de conocer sus procesos y los intereses que existen detrás de cada proyecto publicado”, afirma Felipe.

En paralelo han publicado 3 revistas, y tienen en el horno una edición especial que saldrá en abril. “Nos sirven como pequeñas declaraciones de principios y nos permiten ofrecer una versión visual de nuestra propia visión sobre la fotografía chilena. Hemos destacado a artistas como Cristian Ordoñez, Verónica Garay, Catalina Juger, Raul Goycoolea, Marcos Zegers, entre muchos otros talentos”, agrega.

En 2021, inquietud de alcanzar nuevos espacios y públicos para la fotografía, crearon Letargo Podcast, una plataforma sonora que a la fecha contiene más de 40 capítulos con 4 temporadas, que fue pensada para aquellos fotógrafos que les interesa explorar nuevas referencias para sus propios trabajos.

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Sus primeros pasos como editorial comenzaron en diciembre del año pasado, a través de una colaboración internacional, co-publicando «El mundo es un tubo» junto a SED editorial, de Argentina. “Ahora mismo nos encontramos trabajando en 3 publicaciones, pero nuestra energía está puesta en el lanzamiento de COSTRAS, nuestro primer fotolibro como editorial, del fotógrafo Andrés Larraín Araneda. Este proyecto posee cierta mística, porque tanto él como Letargo son de la región de Coquimbo. Además, Andrés es de los fotógrafos con los que compartía constantemente cuando Letargo solo era una idea en mi cabeza”, cuenta Felipe.

Para él, la fotografía en sí misma como disciplina ha ido evolucionado en los últimos años: considera que las nuevas tecnologías, las nuevas herramientas y perspectivas van modificando la manera en la que nos relacionamos con las imágenes y la fotografía. «Pero hay algo que no cambia en nuestro parecer, y es que creemos firmemente en la posibilidad creadora, creativa y articuladora que tiene la fotografía como dispositivo. Vemos en en ella una posibilidad de sostener memorias, sentimientos y sensaciones. Creemos que, a pesar, de la alta circulación hoy en la digitalidad de imágenes fotográficas, aún queda algo por decir con ellas», concluye.

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