Cuando los dos hijos de Denise Steagall se fueron de la casa, ella y su marido Guilherme Affonso quisieron cambiarse a una más chica. Después de meses de búsqueda decidieron que ninguna de las que veían les gustaba tanto como su propia casa. Así que decidieron renovarla. Ubicada en Jardim Europa, un exclusivo barrio de Sao Paulo, tenían una construcción de 750 m2 para remodelar. Ahora, la pregunta era quién podría hacerlo. Denise siempre pensó en su gran amigo y arquitecto Arthur Casas, pero él no aceptó. La filosofía de Casas es no trabajar con amigos cercanos para así no perder la amistad. Denise trabajó dos meses con otro arquitecto hasta que volvió a rogarle nuevamente a su amigo. Esta vez lo consiguió.
Así comenzó el proyecto que duró dos años. El resultado es una casa moderna y espaciosa, completamente distinta a la antigua. De hecho, de la casa antigua sólo se conservaron las dos escaleras y los muros. Nada más: “El cambio fue total. Hubiera sido mucho más simple haber construido una nueva casa”, confiesa Casas. El desafío fue grande, sin niños ni adolescentes alrededor, hubo que modificar todos los espacios. La clásica arquitectura de los años 80 de la casa antigua estaba pasada de moda. La obra del arquitecto italiano-brasilero Ugo di Pace, inspirada en las villas italianas de Génova, era demasiado tradicional para lo que los dueños estaban buscando. Amantes de los deportes y de la vida social, Denise y Guilherme necesitaban espacios comunes grandes y urgía darle protagonismo a la vida sana. Por eso, Arthur decidió centrar su foco en ellos, más que en las habitaciones.
El arquitecto eliminó dos de las cuatro piezas: “Como Denise es socialité, necesitaba una casa con un comedor muy grande. No es raro que reciba diez y hasta veinte personas a comer en una noche. Por eso mismo también, decidimos hacer dos livings. Cuando se junta tanta gente, en Brasil siempre pasa que las conversaciones se separan entre hombres y mujeres y tener dos salones para eso, funcionaba muy bien”, explica Casas. Para hacerle espacio al deporte, Arthur decidió ampliar la piscina que ya existía a 20 metros, transformándose en una real pista de natación. A sus 56 y 60 años, Denise y Guilherme corren maratones alrededor del mundo. Por ello, el gimnasio no podía faltar y se instaló en el espacio donde antes había un baño.
El verde es otra particularidad que el arquitecto quiso destacar y por eso, se preocupó que desde cualquier ángulo del interior de la casa, se pudieran apreciar los jardines verticales del patio y que fueron diseñados delicadamente por la paisajista Renata Tilli. Esto, gracias a los grandes ventanales que Arthur instaló en cada espacio. “La gente en Sao Paulo prefiere vivir en departamentos por la seguridad y quienes optan por las casas es porque aman el verde. Yo también lo amo y por eso, había que otorgarle un lugar principal. Además, Jardim Europa es uno de los lugares en la ciudad donde tienen muchos árboles y áreas verdes. Otra razón para no dejarlo de lado”, dice el arquitecto.
Desde la sala de cine, instalada en el segundo piso, donde antes había una biblioteca, también se logran ver árboles asomados en las ventanas. Aquí es donde Denise y Guilherme comparten la mayor parte del tiempo. Recostados cómodamente en el largo sillón, pueden pasar largas horas disfrutando de alguna película, otra pasión de ambos y que gozan en su hogar renovado, cuyo diseño fue pensado delicadamente para satisfacer todos sus gustos y así pudieran entretenerse, sin necesidad de salir. Claro que por el amor a la vida social que tiene Denise, es algo difícil de conseguir, pero parece ser que la arquitectura de su amigo Arthur lo logró.