Se quería achicar, pero no irse a un departamento. Después de vivir años en una casa inmensa donde crecieron sus hijos, celebró muchos cumpleaños y recibió a todos sus amigos, decidió que era hora de un cambio: en un terreno que tenía en La Dehesa le encargó al estudio Sáez Joannon que le diseñara un espacio a su medida.
En dos pisos se distribuyen los 400 metros de esta casa construida en hormigón y tabla, al estilo de los moldajes antiguos. Los inmensos ventanales la recorren completa, incluida la cocina, haciéndola muy luminosa y calentita. En el primer piso está la pieza principal, a la cual se le incorporó la salita, como si fuera la suite de un hotel. Ahí están también el living y comedor, que son amplios para que la dueña de casa pueda recibir cómodamente a su familia y amigos. En el segundo piso hay dos dormitorios con baño y otro estar, pensados no sólo en alojar a la familia de una de sus hijas que vive fuera de Chile, sino también en que la casa pueda ser usada en el futuro por una pareja con niños.
Se entra por un patio duro, donde se instaló una preciosa pileta rectangular que contiene además un gran roble. Llaman la atención los marcos color gris grafito que los arquitectos usaron en esta construcción por primera vez. “Una de las características de nuestro trabajo es que tratamos de borrar los límites entre un material y otro para evitar que los espacios se perciban como bloques. Por eso, para mantener una paleta de colores uniforme, optamos por teñir la puerta de entrada de un color lo más parecido posible al de los marcos de las ventanas. Lo mismo hicimos con el piso y las puertas interiores. Así, la luz fluye”, explica la arquitecto Ximena Joannon.
Pintada por dentro entera de blanco, los acentos de color están en la decoración. Aunque contó con la asesoría de dos expertas, las decoradoras Francisca Goycolea y Anita Domínguez, la dueña de casa dice que lo único que cambió fueron los sofás, que los tenía desde que se casó; renovó los del living y la terraza. “Con los años he ido atesorando muchas cosas. Viajo bien seguido, y ahí aprovecho de comprar. Todo acá tiene su historia”, cuenta, mientras recuerda las veces que trajo pesadas alfombras en la maleta desde Turquía o Nueva York, que ahora ya tienen hoyos pero de las cuales no se desharía por ningún motivo.
El jardín –diseñado por Pía y Josefina Passalacqua– está compuesto por distintos espacios: el principal, o público, donde predomina el pasto, las flores y los grandes árboles, además de una piscina cuadrada que en realidad es un jacuzzi con agua caliente. Luego, una terraza a la salida de la pieza principal, donde hay rosas y una Virgen, y otra a la salida de la cocina, que además tiene una huerta. “Ahí tenemos choclos, tomates, porotos verdes y todo tipo de hierbas”, cuenta la dueña de casa. “Esta es una casa que se vive hacia todos lados”, agrega Ximena Joannon. “Fue pensada también para la persona que trabaja acá hace 40 años, quien tiene su propia terraza”.
No ha pasado un año y la dueña de casa dice que la vida le cambió. Que se simplificó, que está feliz y que no le dan ganas de moverse. “Me achiqué, pero sin cambiar la calidad de vida. Este es un barrio rico para caminar, con veredas amplias, todo me queda cerca…” La arquitecto complementa: “Esto demuestra que una casa sigue siendo una opción para la gente mayor. No es necesario irse a un departamento, uno puede construirse una casa en cualquier etapa de la vida”.