“Una escultura de granito, pero suspendida en el aire”, fue el punto de partida para esta casa, proyectada por la oficina del arquitecto Juan Carlos Sabbagh (@jcsarquitectos). Para lograrlo, decidieron trabajar con un paralelepípedo de hormigón visto en el segundo nivel, sobrepuesto a un primer piso que buscaba lograr un efecto más ligero.
En el hormigón usaron dos texturas: una rugosa, a través de una superficie hecha con moldajes de junquillos triangulares, y otra pulida, “emulando los cortes de las esculturas de granito que dejan la piedra pulida versus la piedra rugosa natural”, como explica el arquitecto. También incorporaron revestimientos y celosías de madera, que le dan mayor calidez y permiten controlar mejor la privacidad y la luz del norte.
El encargo que le hicieron los dueños era proyectar una casa amplia para una familia numerosa: tenían 4 hijos y, durante el desarrollo, se sumó una nueva integrante. “La casa debía tener espacios de estar para que pudieran convivir adultos, niños y adolescentes en sus distintas etapas de vida. Por eso, además del living comedor, se proyectaron dos salas de estar: una más íntima, de uso diario, y otra pensada más como sala de juegos o de estudio”, explica el arquitecto.
Uno de los desafíos del proyecto fue la distribución del programa sin invadir el terreno, que tenía “una forma muy extraña e irregular”, como cuenta Sabbagh. “Además tenía la particularidad de estar dividido en dos niveles. En el nivel superior había dos robles americanos gigantes, muy bonitos, y no se podía ocupar porque claramente había que preservar esos árboles. El otro nivel era mucho más bajo y tenía un corte con un muro de contención que dividía el terreno en dos”, explica. Finalmente, ese fue el lugar elegido para hacer esta casa, y para aprovecharlo al máximo decidieron concentrar todo el programa en tres niveles, achicando al máximo el volumen. “Con esto se logró liberar el máximo espacio para el jardín principal, de manera de tener una mayor perspectiva para poder contemplar los robles en su real dimensión vertical y de paso captar la mayor luz y asoleamiento del norte posible”, explica Sabbagh.
El interiorismo del proyecto estuvo a cargo de la oficina PreeceUndurraga (@preeceundurragainteriors), de Cristián Preece y Paula Undurraga. “Cada nuevo proyecto es un desafío para nosotros, pero este lo fue aún más. En la primera reunión nuestros clientes nos sorprendieron diciéndonos: ‘no nos gusta mucho lo que hacen, pero los encontramos demasiado talentosos’. Así partió la invitación a trabajar juntos y a desafiarnos tanto en el diseño como en el uso del color”, explican Paula y Cristián.
Para los interioristas el resultado es una mezcla de estilos, materiales, colores y texturas que logran “un resultado espectacular, atemporal y que refleja a la perfección la personalidad de esta familia”. Su objetivo era incluir a los clientes a la hora de pensar y elegir cada elemento, como la gran lámpara del comedor. “Heraclum the big O es una escultura de luz que el dueño de casa se había enamorado en un viaje y que junto a la altura del espacio, la mesa ovalada que propusimos y al resto de los muebles, logra un resultado es sorprendente”, cuentan los interioristas.
La premisa para el proyecto fue: menos es más, y la idea era que el arte, el diseño y la arquitectura convergieran para ser los protagonistas. Muchos de los muebles fueron diseñados por la oficina y también incorporaron otros de tiendas como Enrique Concha, Interdesign y Cristián Donoso. “Elegimos materiales nobles como la madera, mármol, cuero y bronce junto a distintas texturas que aportaron calidez a este gran volumen y nos permitieron proyectar una casa suelta, con vida, que invita a gozar cada espacio”.
Para Juan Carlos Sabbagh, una de las intenciones del proyecto era generar un espacio continuo entre el interior y el exterior, sobre todo en el living y el comedor, que se conectan con una gran terraza de doble altura, donde está la parrilla y el bar. “Creo que ese ha sido el espacio favorito de la casa, donde he sabido que invitan a muchos amigos a comer asado y ver películas, una de las actividades favoritas del dueño de casa”, cuenta Sabbagh.
