Viven en San Francisco pero son nómades de espíritu. Viajan cada vez que pueden y si bien hay lugares que ya son parte obligada de su itinerario anual, siempre encuentran nuevos sitios por descubrir y los hacen suyos. Se empapan de su cultura y los conocen a fondo.
Y ahí esta la clave. Todo en sus vidas es intenso, a todo le sacan máximo provecho y todo en esta familia se hace en serio.
No fue distinto cuando Macarena encontró este departamento en Vitacura. En sólo tres días echó a andar el proyecto. En esa ocasión había venido por tres días a Chile y, además de comprar el inmueble, organizó un equipo de trabajo para su remodelación: como arquitecto, Martín Schmidt. A Cecilia y Andrea Brunson las puso a cargo de la compra de arte latinoamericano. A Santiago Valdés (gerente de Muebles Valdés) y a Marcela Rodríguez les entregó el interiorismo y la manufactura de muebles. Además, Marcela fue la Project Manager y la encargada de ejecutar y coordinar a todo el equipo y a los proveedores. “Por mi carácter, cuando se me cruza una idea por la cabeza, la ejecuto a como dé lugar. Y fue gracias a este gran grupo de personas que pude llevar a cabo cada una de mis ideas. Creo que no es muy común arreglar un edificio de los años 70 en su totalidad. Esto, de algún modo, se convirtió en un desafío para todos y en un trabajo de equipo fenomenal”, señala Macarena.
Es importante señalar que Macarena siempre se ha rodeado de gente que la inspira y le aporta; por lo general artistas, diseñadores, arquitectos. Como ella misma dice: el resultado de una colaboración de mentes creativas es más que la suma de sus partes.
Pero también es necesario destacar que, a la vez, ella también inspira y aporta a los demás. Y eso se nota desde que entra a un lugar.
Es atrevida, valiente, alegre y está dispuesta a dar sus puntos de vista. Y, quizás, una de las cosas que más la caracteriza es que siempre crea atmósferas que invitan a soñar y a que sucedan cosas buenas. Sabe jugar con las ideas, imagina escenarios y los concreta. “Estoy en una etapa de mi vida en la que manifiesto lo que se me ocurre y gran parte de esto lo hago guiada por mi instinto y mis impulsos. Para mí los mejores espacios son los hechos con personalidad, con fuerza,
con carácter”.
NO ROOM FOR SECOND GUESSING…
“La idea inicial y la que dio el puntapié al proyecto, fue el imaginar este departamento como un lugar cómodo para estar en Chile, lleno de luz y espacio donde no sobre ni falte nada. Como es un lugar que no se usa todos los días, fue entretenido pensarlo como un espacio muy funcional y concentrado. Por lo mismo, por ejemplo, los ventanales del living se abren completamente y con esto se incorpora la terraza al interior y viceversa. “Como el eje de esta casa es la cocina, en cuanto llegamos a Chile este espacio se llena con la familia y nuestros amigos, es muy entretenido”.
La planta actual, realizada por Martín Shmidt, es totalmente diferente
a la original. “Agarramos el concepto de que estábamos en una construcción de los años 70 y utilizamos esa idea para hacer el layout y el interiorismo. En cuanto a los materiales, decidimos utilizar principalmente madera, bronce y corian y una paleta de colores muy acotada”, señala Marcela Rodríguez.
La transformación de este departamento fue una gran inspiración para los que trabajaron en él. En su papel de directora creativa, Macarena supervisó ítem por ítem desde el lugar que estuviera en el mundo. Mandaba las imágenes de los muebles que quería y Santiago y Marcela llevaban a cabo los planos de éstos y veían su materialidad. Tal como dicen los involucrados, esta remodelación no podría haberse concretado sin la tecnología actual. “Fue un gran trabajo que fue definido en base a emails y whatsapp”. Y también gracias a una actitud que marca bastante el carácter de Macarena: “No room for second guessing…”.
En cuanto a las obras de arte, Macarena fue asesorada por Cecilia y Andrea Brunson. De esta manera, en uno de sus viajes a Chile visitó muchísimos talleres de artistas nacionales, se involucró a fondo como siempre y fue así como comenzó a crear su propia colección para este departamento. Así, obras de Alejandro Quiroga, Sebastián Errázuriz, Cristián Silva S., Alejandra Cruz, Nicolás Sánchez, Paula Subercaseaux, Juan Francisco Martínez, Jorge Estévez y Manuel Santelices, dan vida y aún más personalidad a los muros de este simbólico Cour à terre.