La historia de esta casa en San Francisco, California, no es tan usual. Los dueños de casa, que viven junto a sus dos hijos, llamaron a la oficina de arquitectura e interiorismo Medium Plenty porque querían solucionar los daños causados por el agua debido a problemas en la construcción. Pero a medida que avanzaron las conversaciones, también avanzó el proyecto. Así, lo que partió como un proyecto a pequeña escala, se transformó en una reconstrucción completa, con nuevos interiores, muebles y un paisajismo totalmente integrado.
Esta nueva casa, que se planteó como la “casa definitiva” para esta familia, tenía que reflejar completamente sus deseos y necesidades. “La casa anterior no sólo era poco práctica para una familia de cuatro miembros, sino que también querían un espacio en el que pudieran recibir invitados con más facilidad”, explican desde Medium Plenty.
Los dueños de casa, que además son apasionados por el arte, querían que la casa fuera proyectada con materiales duraderos, de esos que envejecen con estilo. En toda la casa el equipo trató entonces de integrar la idea de bella decadencia, a través de materiales cálidos y texturados que añaden riqueza y que se irán patinando con el tiempo.
El proceso de diseño fue altamente colaborativo, con la participación activa de los propietarios en el diseño. ¿Un ejemplo? La paleta de colores estuvo fuertemente influenciada por la colección de azulejos de cerámica italiana que la pareja tenía, y que hoy viven en un banco exterior junto al salón.
La casa, totalmente renovada, logró una cautivadora mezcla de atemporalidad y sostenibilidad. Es también un lienzo vivo que transmite el interés de los clientes por un entorno que sea realmente habitable para la familia y que evoque un sentido tanto histórico como de expresión artística personalizada.
El paisajismo estuvo a cargo de James Munden, del estudio MFLA, quien se inspiró en la difícil topografía del lugar para el proyecto, trabajando en estrecha colaboración con los arquitectos y los clientes. El plano inclinado permitió jugar con la escala: usaron especies más grandes en la parte trasera del jardín y otras más pequeñas en la delantera, cerca de la casa. El resultado es una paleta exuberante y diversa de plantas autóctonas que desciende hasta el espacio habitable. La idea era dejar de lado la idea de jardín más cuidado para llamar a los polinizadores al jardín.
Además, como telón de fondo se puede ver un gran y escultural muro de piedra caliza, que se pensó como un entorno ideal para helechos y musgo, amantes de la sombra. “El diseño general pretende mantener el espacio mínimo pero dinámico, permitiendo un variado programa de actividades dentro de un entorno tranquilo e íntimo”, explican en la oficina.
También se sumó un enrejado de bronce diseñado fabricado a medida, en el lado oeste de la casa, que crea privacidad y entrega protección solar, sin dejar de sentirse aireado y abierto. Esta estructura para enredaderas trepa desde el nivel del suelo hasta la planta superior, añadiendo un efecto de capas a las líneas limpias del edificio.
