En Capitán Sarmiento, a dos horas de Buenos Aires, está esta casa encantadora, refugio campestre de la diseñadora de interiores austríaca Laura Schiebel y su marido, Lorenzo Larumbe. Juntos son los creadores de Carintia, un haras de caballos de polo. “Para mí lo más importante era la vista”, cuenta Laura, creadora del estudio de diseño de interiores LAU, sobre el proyecto. “Soñaba con despertarme y ver a los potrillos correr libremente por el pasto”.
Junto a Estudio LAK, partieron el proyecto de esta casa en 2020 y se demoraron un año en completarla. Con 105 m2 de superficie cubierta, más 25 m2 de galería, la casa está inspirada en los clásicos ranchos argentinos, pero con un giro interesante: el techo de planchas metálicas y las paredes de piedra Córdoba. La casa tiene un espacio central donde están los espacios comunes: el living, comedor y la cocina –el lugar de encuentro para los dueños de casa– y además, en cada extremo, de forma espejada, se proyectaron dos piezas en suite, con salida al exterior. “Por fuera no quería que fuera demasiado llamativa, para mantener el espíritu de la casa de campo. Por dentro quise un concepto más moderno. El punto era estar en constante conexión con la naturaleza, pero sentir que estás protegido de ella”, explica Laura.
En el interior, lo más importante para los dueños de casa fue la funcionalidad. “No me interesa vivir en un lugar donde las cosas no se pueden usar”, explica Laura. “Para mí es importante que las superficies sean resistentes y fáciles de limpiar, que las fundas de los sillones se puedan sacar y lavar, que la mesa de exterior de madera guayubira incorpore las marcas del uso y del tiempo. La nobleza de los materiales, en términos de la durabilidad y la sustentabilidad, son centrales a la hora de diseñar: es importante que los elementos envejezcan con dignidad”, argumenta.
Para el interiorismo, que se mueve en tonos neutros, Laura diseñó varios de los muebles, la mayoría en madera, y los combinó con piezas hechas por artesanos locales, como las banquetas y la alfombra del estar. “Creo que el buen diseño puede y debe mejorar la calidad de vida y fomentar hábitos sustentables”, dice Laura.
La galería de la casa, que está orientada hacia el norte, es el lugar perfecto para disfrutar de las puestas de sol. Ahí, la mesa de centro rústica en madera de guayubira fue diseñada por Laura, igual que las sillas, que nacieron de la inspiración de un viaje a Grecia.