Hace ocho años la dueña de esta casa llegó junto a sus tres hijos para que crecieran en ella. Pero para dejarla como la de sus sueños, tuvo que ampliarla para satisfacer las necesidades de esta familia, poniendo su sello en cada espacio.
Los requerimientos para la arquitecta Memé Gatica fueron tres: mucha luz, que el diseño incluyera una galería vidriada y que el sol de la mañana inundara las piezas. Con eso en mente, se eliminó el segundo piso original de la casa para otorgarle doble altura al living y el comedor y se agregaron cuatro piezas y dos baños conectados por una galería.
“Donde no hay luz, no hay vida. No concibo una casa sin ventanales”, explica la propietaria. De ahí que las piezas que dan al pasillo no tengan puertas sólidas, sino con vidrio para que entre la luz y que el patio de invierno sea uno de sus rincones favoritos. “Las ventanas fueron un desafío, ya que en 2015 no había muchas opciones. Junto a un maestro fierrero hicimos todas las ventanas y puertas con termopanel”, agrega.
Hallazgos, recuerdos y antigüedades
De oficio bailarina, toda su vida y de distintas maneras ha estado ligada al arte, de ahí su afinado ojo estético. A eso se suma el legado que su mamá le entregó, una dueña de casa con estudios en artes, quien además de hacer cerámicas, era una experta costurera, actividad que le transmitió.
Así, su casa está llena de pequeños tesoros que ha coleccionado durante su vida. Antigüedades del Parque de Los Reyes, muebles que literalmente recogió de la calle, tesoros que compra en las ferias de Arrieta o Las Perdices y artesanías latinoamericanas como cestería, alfombras bordadas de Caleta Gutiérrez y platos y vasijas de greda, solo por nombrar algunos.
Todas las camas son antiguas con textiles comprados en la feria, al igual que las cortinas de las puertas, que sirven para dar mayor intimidad a los dormitorios. En su pieza destaca un tapiz vintage que se trajo de Perú, que complementó con un cojín de terciopelo francés de María María y la tina antigua que se roba todas las miradas.
Fanática del lino y las telas nobles, las cortinas de toda la casa las compró en la tienda argentina Compañía del Comercio.
Arte y plantas
Además de las antigüedades, el arte está presente en toda la casa. Cuadros de la artista visual Claudia Peña, ilustraciones de Pepe Reyes y obras de Eugenio Téllez visten los muros, solo por nombrar algunos.
Aprovechando la luz, en toda la casa hay plantas. El gran protagonista es un ficus lyrata que luce en el comedor.
Exterior rústico
“Quería el jardín agreste, de fácil mantención”, cuenta la dueña de casa. Con ese pedido la encargada del exterior fue Sofía Rillón, dueña de la tienda Flor de Loto. Flor de la pluma, malvas, jardineras, y piedras fueron su propuesta, la que complementó con los árboles frutales que ya estaban: limones, membrillos, parrones y ciruelos.
“No me gusta lo estándar, yo customizo cada pieza y detalle. No me gusta lo perfecto y siento que esa es la esencia de mi casa”, relata la propietaria, que acaba de poner en arriendo este lugar en La Reina.