La arquitecta Lorena Gracia trabajó seis años en una oficina de interiorismo, donde hizo proyectos de todas las escalas. Desde casas hasta hoteles y casinos. Pero hace poco más de 10 años se independizó y formó Espacio Gracia (@espaciogracia.cl), su propia oficina de arquitectura e interiorismo. “Uno de los plus de mi oficina es que puedo entregar un servicio completo. Yo tomo el proyecto y me encargo de todo: de la arquitectura, del interiorismo, todo. Soy capaz de elegir hasta los cojines de la cama”, cuenta Lorena.
Para lograrlo, dice que una de sus claves es escuchar a sus clientes. “He aprendido que hay que escuchar al cliente, lo que realmente quiere, lo que necesita y tomar esas cosas que a veces incluso las dicen muy por abajo, a la pasada, pero tomarse de ese hilito… Cuando uno es capaz de escuchar eso, el proyecto sale muy bien, muy fluido”, explica.
Foto Denise Heirman
Estas largas conversaciones que son el puntapié inicial para cada proyecto de Espacio Gracia están enfocadas en entender cómo viven los clientes. Si les gusta recibir gente, si cocinan, si en realidad son súper funcionales o si se les mueren todas las plantas. “Esa traducción de cómo viven es clave. Por eso uno se vuelve muy cercano con los clientes, porque entras a un espacio súper íntimo, para poder interpretar y llegar a un resultado final en el que ellos digan: ‘Sí, esto era lo que quería’. Sentirse cómodos, interpretados, únicos…”, reflexiona la arquitecta.
Llevas ya 15 años dedicada al interiorismo, ¿cómo ha cambiado en este tiempo?
“Cuando yo partí no había nada, entonces diseñábamos todo. Las sillas, los respaldos, las camas, las mesas, todo había que diseñarlo. Hoy hay mucha oferta y con precios razonables, hay un espacio intermedio, entre las grandes marcas y el retail, donde hay mucha variedad.
A veces pienso que nuestra profesión va a ir cambiando un poco, porque hoy hay tanta oferta disponible, que quizás la gente no va a necesitar que lo asesoren. Pero después me doy cuenta que me llaman porque compraron y las cosas no les caben, no se ven como la foto que vieron en Pinterest. Porque para lograr esas imágenes preciosas, es un trabajo de hormiguita, de muchos pasos para lograr esos ambientes, esa calidad, que los materiales sean los adecuados.
Y lo otro que ha cambiado en estos años es que antes solo la gente con grandes casas y muchas lucas era la que podía acceder a un arquitecto o a un decorador. Y ahora yo creo que más gente lo valora, dejó de verse como algo de élite y se le toma el valor a este trabajo. Ahora a la gente le importa cómo se ve su casa, la iluminación, la onda. Es una apertura que se ha dado por las redes sociales y porque en general el mundo se ha abierto a estos temas”.
¿Y esa apertura que se ha visto en lo residencial, se ve también en otros espacios, como las oficinas?
“Sí, de todas maneras. Yo creo que también influye mucho la pandemia, donde estuvimos muy encerrados, sin poder viajar. Y ahora, al viajar, ¡la vida se ve en colores!
Acabo de diseñar una oficina de abogados que es un espacio que típicamente se asociaría con materiales como madera y cuero, pero se atrevieron con colores, cero heteronormados. Yo creo que son como nuditos que se están soltando… Estos abogados querían algo con carácter, que llame la atención, que sea elegante y que genere confianza, pero que no sea más de lo mismo. Querían un espacio creativo.
Y yo creo que los espacios bien pensados ayudan a la creatividad, a sentirse mejor, a la calma, incluso al orden. Un espacio armónico te ayuda a estar más concentrado y enfocado. Y en el caso de esta oficina de abogados, ellos se la jugaron y están súper contentos”.
¿Cómo fue el momento en que vieron hecho realidad todo lo que habían conversado?
“Estaban muy contentos, súper impresionados. Y me cuentan que toda la gente que llega, otros abogados, sus clientes, queda fascinada”.
En esta oficina, Lorena tuvo varios desafíos, como darle calidez a un espacio que era una planta libre con piso de hormigón. Para eso, creó espacios más pequeños y contenidos. “No quería usar madera como en los típicos estudios de abogados, entonces encontré un papel mural con una chapa de madera natural en forma de espiga que es precioso y que le dio toda la calidez”, explica Lorena. Y eso lo combinó con colores más jugados: un “vino rosso”, como lo bautizó la interiorista, y un verde nada de tradicional. “Son colores inesperados para un espacio como este, y yo creo que eso es también lo que lo hace atractivo”.
Otro tema importante en este proyecto fue el arte. Hay cerámicas de Trinidad Correa, un dibujo a carboncillo de Rolando Cisterna, un par de dibujos de Mario Rojas, un grabado de Andrés Vio, piezas textiles de Agostina Branchi y Catalina Bauer y fotografías de Laura Vernaza, quien además ayudó con la curatoría. “Buscamos obras especialmente para el espacio. La idea era encontrar en las obras distintas materialidades para hablar de este equipo multidisciplinario que trabaja en la oficina; reflejar a través del arte los distintos ámbitos de su trabajo”, cuenta Lorena.
