París, siempre reinventándose, no deja de sorprendernos. Ahora es el Barrio 10 en la orilla derecha del Sena, que se está convirtiendo, después de años de abandono, en uno de los más buscados de la capital, donde se mezcla una rica historia de departamentos estilo Louis Philippe y edificios industriales. Es aquí que eligió vivir Sacha Walckhoff, director creativo de la marca Christian Lacroix. Él es quien se ocupa de las colecciones de prêt-à-porter, líneas de anteojos de sol y marcos ópticos, de ropa interior y de playa, artículos de cuero, así como de todo el diseño para la casa.
Las inspiraciones de Walckhoff son numerosas: es ecléctico, tiene como referencias a Madeleine Castaing, Christian Bérard y Jean Cocteau, así como también la corriente estilística de los años 1950, 60 y 70. Pero también en las imágenes que Horst hizo para Vogue y Harper’s Bazaar. Y por supuesto, en los archivos de la casa de alta costura de Lacroix.
Sacha Walckhoff nació en Francia en 1962 y pasó su infancia en Suiza. Después de estudiar en la Escuela de Artes y Técnicas de Moda de Barcelona, comienza a trabajar para Jean Rémy Daumas, Dorothée Bis y Michel Klein. En agosto de 1992, conoce a Christian Lacroix y este sería el comienzo de una colaboración duradera entre ellos, inicialmente trabajando como gerente y luego como director de estudio, hasta que en el 2002 se convierte en el brazo derecho de Lacroix y es nombrado director de la creación.
Su departamento, construido en 1840, tiene unos 140 metros cuadrados y todo el esplendor de la época: pisos de parquet, chimeneas de mármol, espejos dorados y frisos en los techos. «Me cambié justo después de que un famoso actor francés dejó el lugar que había remodelado. Así que fue un gran trabajo el de recuperar la base del original. Pero logré rescatar su esencia parisina», cuenta.
El departamento refleja la estética y el carácter apasionado, barroco y expresivo de su dueño. Todo está pensado para combinar objetos tremendamente dispares. «En mi casa y en mis diseños se nota la mezcla de estilos. Me encanta contrastar y arriesgar», explica Sacha. Este tipo de interiores son los más difíciles de lograr, porque aparentemente nada va con nada, pero al final tienen un gran sentido y expresan mucho glamour.
Cuando vemos las piezas provenientes del famoso mercado de antigüedades de Saint Ouen, podríamos pensar que estamos dentro de un gabinete de curiosidades, pero al mismo tiempo es un espacio extremadamente moderno con obras de arte contemporáneo, fotografías de vanguardia y muebles de diseño.
«Es importante que todo irradie personalidad. No se trata de comprar sólo piezas de firmas conocidas, ni de destinarles un presupuesto desorbitado. Lo imprescindible es que tengan alma», dice. Simultáneamente a las colecciones que diseña para la casa de Christian Lacroix, Sacha Walckhoff se dedica desde el 2014 a creaciones personales como las porcelanas «Minotauros», o las de cristales «Verreum». «En mi casa y en mis diseños se nota la mezcla de estilos. Me encanta contrastar y arriesgar». Y nosotros podemos concluir que el universo de Sacha Walckhoff está mágicamente dirigido.