Cuando los dueños de este departamento en el barrio de Sant Gervasi, en Barcelona, entraron por primera vez, el lugar se veía muy distinto a como se ve hoy. Construido en los años 80, estaba en su estado original, con una distribución muy desordenada y seis dormitorios. Pero se entusiasmaron con el tamaño de la construcción y con el barrio: rodeado de restoranes, parques y jardines. Además, todos los espacios tenían grandes ventanales y tres exposiciones, perfectas para aprovechar al máximo la luz natural.
Esta pareja joven, con una hija, llegó donde el interiorista chileno Jaime Beriestain –que vive hace casi dos décadas en España– con una carpeta con imágenes de referencia, e inmediatamente conectaron. Jaime se sintió identificado con lo que querían y a partir de ahí, se creó una relación fácil y fluida entre los tres. “Como concepto inicial queríamos crear un piso noble al estilo Haussmann parisino. Lo que logramos finalmente fue darle un resultado atemporal, sofisticado y cálido. Como los pisos que podemos encontrar en ciudades como París o Londres”, cuenta el decorador.
Para lograr ese estilo, crearon zócalos de 20 centímetros de altura, agregaron molduras en paredes y techos –hechas en el mismo lugar por artesanos especialistas en yeso– y capiteles en los marcos de las puertas. Además, recuperaron el parque de espiga original de la casa, moviéndolo de una zona a otra para reutilizarlo donde faltaba.
Otro tema importante fue la distribución, que se cambió completamente, creando ejes y eliminando habitaciones. El hall de entrada fue el punto de partida para obtener una simetría en los espacios, logrando un piso ordenado, que se puede recorrer fácilmente y donde se aprovecha cada rincón. “El eje principal que divide el piso permite una doble exposición. En vez de ocultar los pasillos de distribución, se les ha dado importancia y amplitud”, dice Beriestain.
La remodelación de este departamento fue sin duda un trabajo minucioso y muy complejo: desde los encajes de los mármoles a medida, hasta la instalación de muebles de grandes proporciones, todo fue hecho con total atención al detalle. “No hay rincón en esta casa que no haya sido proyectado. Cada pavimento, tirador, moldura o revestimiento ha sido cuidadosamente pensado y elegido”, explica Jaime Beriestain.
El living está dividido en dos zonas, que se unen con una gran alfombra para dar continuidad. Por un lado, el rincón de lectura, con un gran sofá en L para privilegiar la vida en familia; y por el otro, un espacio para recibir a sus amigos, con un gran sofá de más de 3 metros tapizado en terciopelo 100% seda, que le da brillo y textura. La mayoría de los muebles fueron diseñados a medida por el interiorista, muy preocupado por las proporciones y el control de los colores, una gama de grises y topos.
Para el comedor, querían un espacio cómodo para recibir a sus invitados. Jaime diseñó una mesa con una base de travertino acanalado con los poros sellados en pan de oro, y una cubierta de nogal. Usaron sillas Knoll de Platner y una lámpara colgante tipo Sputnik, italiana de los años 50, que funciona casi como una escultura. Y la cocina se pensó como un lugar de encuentro, un family room, donde pudieran pasar tiempo en familia y también con los amigos. Con una gran isla oversize en granito Portobello, muebles hechos a la medida en pino canadiense y un piso que es una reinterpretación del tradicional cabochon francés (hecho con tres mármoles diferentes), este espacio es realmente un lujo.
A los dueños de casa, que trabajan en moda, les interesaba mucho el arte y la estética, por eso la elección de estas piezas fue fundamental. De su antigua casa sólo conservaron un cuadro de la artista Carla Tarruella y dos obras de Tapiès; el resto, fue una búsqueda constante para cada uno de los espacios. Aquí, jóvenes artistas españoles como Yago Hortal se juntan con reconocidos artistas nacionales e internacionales, como: Jaume Plensa, Karin Kneffel, Peter Halley, Martin Chirino, Keith Haring, Andy Warhol. “Gracias a la asesoría de Carlos Durán de la Galería Senda, se ha creado un fondo de arte que convierte el piso en el lugar que había imaginado”, explica Jaime Beriestain.