Arquitectura

La casa en Villarrica de los creadores del Estudio Gutiérrez Irribarren

“Nosotros construimos casas en las que nos gustaría vivir”, dicen la artista Carolina Irribarren y el arquitecto Felipe Gutiérrez, del Estudio Gutiérrez Irribarren. Y es 100% verdad: después de terminar este proyecto en Villarrica hace dos años, quedaron tan felices que se instalaron ahí junto a sus tres hijos.

Hace siete años, Carolina Irribarren, publicista y licenciada en arte y Felipe Gutiérrez, arquitecto y publicista, decidieron cambiar Santiago por Villarrica. En la capital tenían la tienda Oofelia, especializada en iluminación decorativa y representante de varias marcas internacionales, pero tenían ganas de hacer un cambio de vida, así es que dejaron la tienda andando y se instalaron en el sur. 

Ahí vivieron en un par de casas, hasta que hace un par de años decidieron que estaban listos para construir una diseñada por ellos, inaugurando así el Estudio Gutiérrez Irribarren (@estudiogutierrezirribarren) que, como ellos cuentan, “era volver a nuestra pasión por el diseño”. La idea era diseñar, construir y luego vender la casa, pero el resultado les gustó tanto que finalmente se quedaron. “Casa Bosque nace de la observación de lo que es la vida en el sur. Cuando llegamos, nos matamos de frío, uno se moja, es incómodo… Ahí pensamos qué raro que las casas en general no estén tan bien pensadas para el clima. Y desde ahí nace la inquietud para crear este proyecto”, cuenta Felipe.

Lo que buscaban con esta casa era poder disfrutar del sur en invierno y verano, sin importar la lluvia o el sol. “La clave del sur es pasarlo bien en invierno”, dicen. Para eso, durante la construcción aplicaron varios principios que les hacían sentido. Por ejemplo, le hicieron un estacionamiento cerrado, tipo americano, que está conectado a la casa. “Saliendo todas las mañanas a dejar a los niños al colegio, con lluvia o con frío, es súper rico”, comentan. También le hicieron una lavandería interior que no está adosada a la cocina, sino al garage. Y algo en lo que pusieron mucho énfasis fue en que el acceso a la casa fuera realmente por la entrada principal, porque se fijaron que en muchas casas, sobre todo en el sur, la gente termina entrando por las cocinas. 

Además, Felipe estudió sobre construcción en madera. “Me puse a estudiar un poco y empecé a aplicar buenas prácticas de diseño para que tenga buena vida a largo plazo y se mantenga bien. Por ejemplo, hicimos una fachada ventilada: o sea, la última capa de madera de la casa está separada del muro, para que la madera se ventile y se seque fácilmente”, explica.

Otro tema muy importante fue el color. Como Carolina es artista, estuvo a cargo de elegir todos los tonos que visten esta casa, que no son pocos. “Como soy pintora, para mí son muy importantes las tonalidades. No hay blancos y negros, sino muchos matices”, cuenta. En el proyecto usaron distintos tonos de blanco y también colores como negro y verde en la cocina, que está completamente conectada con el resto de la casa, pero que se siente como un espacio propio gracias a la definición que le da su propia paleta de colores. 

Todas las piezas de la casa miran hacia el norte, para recibir mucha luz y calor, y también instalaron varias lucarnas para aprovecharla al máximo. Y aunque hace un año vendieron la tienda Oofelia, la iluminación sigue siendo clave para esta pareja. “La iluminación viste mucho y da mucha calidez”, dice Carolina, que cuenta que para ellos, lo mejor son esas ampolletas de muy pocos watts que dan la sensación de estar iluminados con velas, que no encandila. “Tuvimos la oportunidad de estar en mayo en Madrid y recorrimos varios restoranes: allá la gente está comiendo casi en la oscuridad, con una lucecita que cae sobre la mesa, y es impresionante la sensación que da”, cuenta Carolina.

Y esta casa en Villarrica, que hicieron justo en un claro del bosque que había sido creado por un pellín seco, ha sido también su mejor carta de presentación. Ya están trabajando en varios proyectos en la zona, no solo de arquitectura, sino también de interiorismo, área que está a cargo de Carolina. “No tengo un estilo muy tradicional. Me gusta trabajar con colores intensos, mezclar lo antiguo con lo nuevo, algo un poco inglés. Uno de mis referentes es el estudio Pierce and Ward”, explica. En Villarrica estuvo a cargo del interiorismo de la peluquería Tijeras de Alicia, de la remodelación de un hotel, de un restorán y de una oficina de abogados. Y siguen creando nuevos proyectos con el estudio. “Estamos siempre apuntando a la calidad. El buen diseño y la buena calidad para mí es también lo más ecológico”, cuenta Felipe. “Porque cuando tú compras algo que es para toda la vida, eso es lo más ecológico del mundo. Lo desechable es lo que está destruyendo todo”.

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