Caminar por la orilla del Río Támesis y toparse con el Big Ben y la Abadía de Westminster. Subir al London Eye y ver alguna exposición en la galería Tate Modern, la Saatchi Gallery o conocer alguno de los museos, como The National Gallery, el British Museum o el Victoria & Albert. Comprar en Oxford Street y llegar a la emblemática Piccadilly Circus, ver una obra de teatro o un musical. Perderse en un mercado, como el de Camden, o en algún parque, como Hyde Park. Comer en uno de los restoranes del chef Jamie Oliver.
La oferta en Londres es infinita y, por eso, no podía quedar fuera como uno de los destinos perfectos para la luna de miel. Sobre todo, si a ese plan le sumamos una estadía en el hotel Rosewood London, dirigido por la misma firma detrás del Hôtel de Crillon de París, que les mostramos en la ED n°291.
Ubicado en High Holborn, cerca de Covent Garden, este hotel cinco estrellas te transporta al pasado desde que, a través de unas puertas de hierro forjado, aparece su fachada. El edificio fue terminado originalmente en 1914 y diseñado por H. Percy Monckton en un impresionante estilo eduardiano, inspirado en la Belle Époque. La construcción sirvió originalmente como la sede de Pearl Assurance Company y en sus primeros 50 años fue ampliado en cuatro etapas. Sin embargo, su mayor transformación llegó cuando pasó de ser un edificio de oficinas a un hotel, una intervención que supervisó English Heritage, fundación a cargo de edificios patrimoniales y monumentos históricos.
Tiempo después, el encargo para convertirse en el Rosewood London estuvo en manos de EPR Architects, que recuperó el edificio, reordenó y diseñó algunas áreas. También, supervisó la delicada restauración de la cúpula de la fachada y la escalera de mármol italiano Pavonazzo del siglo XVI, de siete pisos. El lugar quedó convertido en un lujoso hotel de 262 habitaciones y 44 suites.
El interiorismo fue obra de la firma neoyorquina Tony Chi and Associates, que con su característico estilo logró una sofisticada mezcla entre lo viejo y lo nuevo, combinando materiales como madera con texturas, mármol y espejos. “El resultado es un ambiente lujoso que combina el rico patrimonio arquitectónico del edificio con influencias contemporáneas”, cuenta Michael Bonsor, director general de Rosewood London. Otros sectores del hotel, como el Holborn Dining Room y el Scarfes Bar, fueron diseñados por Martin Brudnizki.
“Este hotel bellamente restaurado es el descanso romántico perfecto del ajetreo y el bullicio de Londres. Su diseño, conceptos gastronómicos, famosos bares y el Sense Spa ofrecen buenas oportunidades para que los recién casados se relajen y disfruten de sus primeros momentos juntos”, dice Bonsor.
Los novios podrán sorprenderse con la gastronomía británica, india y francesa en los restoranes del hotel, o disfrutar del característico té inglés, donde este año encontrarán un menú inspirado en el escultor francés Auguste Rodin. Además, podrán comprar alguna delicatesen en la tienda de charcutería y productos gourmet o sentarse en The Terrace, un espacio diseñado por el reconocido paisajista Luciano Giubbilei, que está inspirado en un típico jardín inglés y cuenta con un menú que refleja cada estación británica.
Por si eso fuera poco, los visitantes del Rosewood London se encontrarán una gran colección de arte, que incluye obras del chileno Eduardo Hoffman, Simon Bingle y Peter Osborne, entre otros. También, caricaturas de James Gillray y los provocadores bocetos del británico Gerald Scarfe.
No por nada este hotel ha sido escenario de películas como The Saint, series como The Politician’s Wife, y programas de TV como Masterchef, y ampliamente premiado por su elegancia y hospitalidad. Con su galería de bronce rosado, su lobby de mosaicos de mármol en blanco y negro, sus múltiples restoranes y bares y el interior de sus piezas, que cuentan con baños de mármol, sábanas italianas y un servicio perfecto, alojar en el Rosewood London es sentirse parte de la realeza. Sobre todo, si tenemos la suerte de quedarnos en el Grand Manor House Wing, una suite de 587 metros cuadrados, seis habitaciones, biblioteca, comedor privado, salas de estar y que es la única en el mundo que tiene su propio código postal. La luna de miel es una vez en la vida y qué mejor que pasarla aquí. ¡A hacer las maletas!
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