Siguiendo la idea de las antiguas casas patronales, esta construcción toma los conceptos de los corredores y el patio central, pero con una arquitectura totalmente moderna. El exterior es parte integral de la casa, por donde la gente circula de un lugar a otro. No hay que atravesar la puerta principal para sentirse dentro, desde el patio central uno tiene una vista panorámica de todo lo que pasa en la casa. “Tú ves la galería, que a la vez se abre a las piezas y a la vista que tienen esas piezas”, comenta el arquitecto Nicolás Valdés, quien estuvo a cargo de este proyecto junto a Constanza Hagemann, de Panorama Arquitectos, Max Núñez y Nicolás del Río. Sólo las piezas y el living y comedor tienen cortinas; el resto son puros ventanales que privilegian la vista hacia el mar.
Pero el que esta casa sea casi transparente no significa que esté en vitrina. Dos muros de hormigón con un entramado de ladrillos la envuelven como si se tratara de un “chaleco” (en palabras de Nicolás Valdés), que la aísla del ruido de la carretera que pasa cerca. “Este ‘chaleco’ parte en el patio interior y da toda la vuelta a la casa. Es como su piel, es un elemento ornamental”, dice el arquitecto, quien además resalta el protagonismo que tiene esta pared hecha con ladrillos intercalados que forman una celosía, la que permite ver parte de lo que pasa afuera sin perder la intimidad. Los espacios en el muro también generan un juego de luces bien atractivo, tanto de día como de noche.
“Queremos una casa simple, que requiera poca mantención”, le habían pedido los dueños al grupo de profesionales; y desde los materiales a la distribución fueron pensados para eso. Hormigón visto, ladrillo, madera y mucho vidrio son los elementos principales que se usaron en la construcción. El dueño de casa reconoce que es un agrado, que le llega sol todo el día, por lo que se olvidan del problema de la humedad, y que no importa cuánto tiempo esté cerrada, llegan y la abren sin problemas. “La forma de operar de esta casa está en modo vacaciones. Acá no hay barreras ni rutinas”.
La casa tiene sólo una planta; en el sector principal está la cocina, el living y el comedor integrados, lugar en el que se pasa la mayor parte del día. Cuando hay que cocinar, se aísla el área con una puerta corredera de vidrio que mantiene la vista hacia el mar y a lo que pasa en el entorno, e impide que se pasen los olores. “La idea es que todo funcione para que nunca dejes de estar en la playa”, comenta Nicolás.
La decoración sigue la misma línea simple de la construcción. Los dueños han ido armando los espacios con tiempo, sin apuro. A ellos les importa tener lo esencial para que la casa sea funcional, y los muebles se eligieron pensando en ser usados sin miedo a que se manchen o se echen a perder.
En el techo hay una terraza con una vista espectacular hacia el mar. Los dueños de casa quieren este año instalar un hot tub. Imposible mejor manera de desconectarse y descansar.