Algo tiene Trancoso, un pequeño pueblo de pescadores en Brasil, que lleva más de dos décadas cautivando a celebridades del país y del mundo entero. Sus playas de arena blanca, la vegetación abundante y esa onda relajada tan característica, han hecho que personajes como Kate Moss, Naomi Campbell, Will Smith y Beyoncé elijan este encantador balneario como su lugar de desconexión.
Lo mismo le pasó a Daniela Oliveira y André Lattari. Ella de Minas Gerais y el de São Paulo, se conocieron en Trancoso en 2007 y ahí se quedaron. Juntos crearon la oficina de arquitectura e interiorismo Vida de Vila (@vidadevila), que se ha especializado en casas con el estilo de esta playa, casi siempre para clientes extranjeros que buscan empaparse de esta onda.
Esta casa fue proyectada para una familia inglesa que conoció Trancoso en 2015 y, después de pasar algunas temporadas en el balneario, decidió comprar un terreno de 7.500 metros cuadrados para hacer su propia casa. Para eso llamaron a Daniela y André, y les hicieron un encargo muy directo: querían una casa con 7 suites, una para cada hijo, otra para ellos y una para los invitados, una oficina, una sala grande, una mesa para juegos, una terraza con barra y mesa de pool y una cocina al aire libre, todo con vista al mar. El equipo de Vida de Vila cuenta que tuvieron pocos encuentros cara a cara durante los dos años de trabajo, porque en la segunda videollamada ya tenían definido el proyecto. “En cuanto a los materiales, el único pedido de los propietarios fue que usáramos piedra o madera en los pisos y encimeras de los baños. El resto de los materiales dependía de nosotros”, cuenta André.
Dos temas que fueron clave en el desarrollo de este proyecto fue el aprovechar la amplia vista al mar y también el ofrecer varias soluciones de bioconstrucción, como la reutilización de baldosas cerámicas y pisos de madera de demolición, el uso de yeso de arcilla en las paredes exteriores y la generación de energía solar.
En cuanto a la arquitectura, una de las características que llama la atención al entrar a esta casa es el extenso corredor que conecta las áreas sociales con las piezas, que fue construido en tapial con distintos tipos de arcilla presentes en el terreno y que alberga el jardín interno de la casa. Para el interiorismo, la oficina diseñó gran parte del mobiliario, como armarios, bancos, sofás, camas, veladores y las mesas de la oficina y del comedor. Además, usaron muchas piezas de arte indígena del Centro Cultural Moitará, que fueron curadas por Evandro Kelmer, y también algunas piezas de diseño como la poltrona Vidigal, de Lattoog.